Crítica por Joaquín R. Fernández

A nadie se le escapa que Barry Levinson es un director irregular. No es que haya sido el responsable de innumerables bodrios, lo que en verdad sorprende de él es que pueda pasar de lo bueno a lo mediocre con la misma facilidad con la que Woody Allen acude al psiquiatra. Para nuestra desgracia, Bandits (Bandidos) se enmarca dentro del grupo de sus filmes fallidos. Puede que funcione adecuadamente como comedia de atracos, pero hay algo en ella que echa por tierra semejantes beneficios: la plomiza relación existente entre Joe, Terry y Kate.

Al comienzo de la película, cuando se explica la huida de la prisión de Joe y Terry, uno se felicita por la divertida improvisación que utiliza el primero para salir de entre rejas. Nos encontramos ante unos minutos ágiles y entretenidos. Por desgracia, la aparición de Kate hará que se sucedan un buen puñado de escenas totalmente prescindibles, pues no tienen la fuerza suficiente como para conseguir la connivencia del espectador. Por supuesto, me refiero a aquéllas en las que la supuesta rehén se enamora de los dos atracadores, y en los consiguientes efectos que esto produce en el grupo. Por suerte, en medio de todo ello hay amables pasajes cómicos y espectaculares momentos de acción (el accidente que se produce tras uno de los robos), aunque también apuntes muy desaprovechados, como la atención que los medios de comunicación dispensan a tan singulares personajes. Reseñar, por último, la agilidad de los diez minutos finales, todo un ejemplo de cómo debiera haber sido el ritmo general de la película.

Los actores protagonistas, Bruce Willis, Billy Bob Thornton y Cate Blanchett, se encuentran enfundados en los trajes de unos personajes bastante peculiares. Bob Thornton probablemente tiene el papel más difícil, ya que es el que más fácilmente podría haber optado por la exageración. No obstante, esto no sucede, agradeciéndose la especial química que surge entre los intérpretes.

Christopher Young es uno de esos compositores de indudable talento que, sin embargo, no han logrado despuntar en Hollywood. Quizás se trate de una mala elección de proyectos, o simplemente éstos no le llegan de la forma que a él más le gustaría. O, en definitiva, puede ser que haya tenido que atenerse a los gustos de directores y productores. El caso es que en Bandits (Bandidos) tiene que lidiar continuamente con canciones que obstruyen la evolución de su música, realmente acertada en su vertiente más suave. Tampoco ayuda el hecho de que determinadas escenas se vean acompañadas por fútil música discoquetera, algo que, para inconveniente de nuestros oídos, se ha adueñado del cine actual. En fin, supongo que será un signo de modernidad.

© 2002 Joaquín R. Fernández

La Butaca

Vida Bandida
(Bandits)

Imagen © 2001