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Crítica por Tònia Pallejá

Paradoja existencial llevada al extremo, en su vertiente más ideológica, la que ejemplifica esta historia sobre Danny Balint, muestra de las ironías y contradicciones que constituyen y conviven en el ser humano en constante lucha o resignada asunción. En el circo de lo grotesco, la mujer barbuda, el hombre pez, y el joven nazi judío, improbable aunque no imposible forma de vida que podría haber sido arrancada de las crónicas de sucesos de una Norteamérica profunda, aun siendo cosmopolita su entorno.

Y en realidad así fue: "The Believer" se basa en la historia real de Daniel Burros, ocurrida durante los años setenta. Un adolescente skinhead, popular militante fascista y de conocidas ideas antisemitas, que escondía sus orígenes judíos a sus compañeros de cruzada. A todo lo polémico del asunto, se vino a añadir la intervención de un periodista que publicó una entrevista con Daniel en el New York Times revelando su verdadera condición, y que precipitó la tragedia.

La carnaza estaba servida, y Henry Bean decidió llevar estos hechos al cine varias décadas después. Sin embargo, "The Believer" no es una película que hurgue en el morbo o tome partido. Si esto es un tanto a su favor, se le puede recriminar en cambio que con semejante material entre las manos deje escapar cualquier posibilidad de análisis más allá de la mera observación de un documentalista ancho de miras y atento al detalle.

Aunque si de paradojas y puntos flojos se trata, no resulta menos sorprendente que Henry Bean, autor de tres novelas y guionista de sobrada experiencia ("Asuntos sucios", "La brigada del sombrero", "Medidas desesperadas", "Enemigo público"...) no consiga que este guión –coescrito por Mark Jacobson–, que debía sustentar su propio proyecto como realizador, deje de mostrar tics de novato. El relato de "The Believer" tropieza con el tópico y se pierde en lo insubstancial, para acabar desatendiendo a sus personajes, de nebulosos relieves y escasa profundidad, e incluso a su protagonista central, esa encrucijada de polos opuestos que es Danny Balint, el judío antisemita, y al que, por fortuna, Ryan Gosling rescata y saca a la superficie en una interpretación llena de magnetismo, solidez y fuerza, desplegando un amplio y rico abanico de matices y formas convincente y seductor. Gosling dota a Danny Balint de toda la ambigüedad y el carisma necesarios, mostrándose frágil y emotivo o frío y despiadado cuando pertoca con la misma verosimilitud, y transmitiendo esa presión psicológica a que se ve autosometido el joven en las situaciones en que debe decantarse por defender una opción u apoyar la otra (el asalto a la sinagoga, por ejemplo).

Si el trabajo de Gosling es, tal vez, lo mejor de esta película, en las antípodas encontramos a Carla Moebius (una poco afortunada Summer Phoenix), la "novia" de Danny, que debiera ejercer un peso en la historia que nunca alcanza. Es éste un personaje mal construido, del que no se desprende mucho ni con demasiado sentido, viéndose reducida a una joven poco menos que desequilibrada, a la que el dolor (físico y espiritual), las contradicciones y la tragedia parecen atraer como si de un imán de lo irracional se tratase.

En traspiés no menos reseñables, para el ritmo y la narración, se convierten esos poco acertados flashbacks que aluden a la infancia de Danny en la escuela judía, no exenta de enfrentamientos, y esas escenas pseudooníricas en blanco y negro, que asaltan al adolescente tras un encuentro con un anciano superviviente de un campo de concentración, que perdió a su hijo en manos de un soldado alemán.

La estética del film, principalmente la caracterización de sus protagonistas, nos recordará a cintas como "American History X": brazos musculosos tatuados con esvásticas, cabezas ra-padas, botas militares, pantalones ceñidos con tirantes... Pero ahí acaba toda coincidencia en las formas. "The Believer", en último término, ofrece más exposición que explicación, más conducta que análisis, más resolución que conclusión. No despeja dudas, tal vez incluso nos plantee alguna más. El porqué Danny Balint, sin alejarse nunca del todo de su religión, reniega de sus orígenes se convierte en un feroz antisemita, militando en las filas de los fascistas de Nueva York y convirtiéndose en un líder, sigue sin encontrar una razón plausible.

Con todo, "The Believer" es una película que se deja ver con agrado, intensa o irrelevante por momentos, pero siempre entretenida y hasta recomendable; diferente dentro de su temática, pero nunca merecedora de ese Gran Premio del Jurado como Mejor Película que se llevó en el Festival de Sundance del 2001.

© 2002 Tònia Pallejá

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The Believer
(The Believer)


Imagen © 2000

Dirección: Henry Bean.
País: USA.
Año: 2001.
Duración: 98 min.
Interpretación: Ryan Gosling (Danny), Summer Phoenix (Carla), Theresa Russell (Lina), Billy Zane (Curtis), A.D. Miles (Guy Danielsen), Joshua Harto (Kyle), Glenn Fitzgerald (Drake), Garret Dillahunt (Billings), Kris Eivers (Carleton), Elizabeth Reaser (Miriam), Dean Strober (Stuart), Judah Lazarus (Avi).
Guión: Henry Bean; basado en un argumento de Henry Bean & Mark Jacobson.
Producción: Susan Hoffman y Christopher Roberts.
Música: Joel Diamond.
Fotografía: Jim Denault.
Montaje: Mayin Lo y Lee Percy.
Diseño de producción: Susan Block.
Dirección artística: Lucio Seixas.
Vestuario: Alex Alvarez y Jennifer Newman.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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