CinEncanto
La Butaca
Novedades
Películas Recientes
Archivo
La Butaca
Noticias

Crítica por Rubén Corral

Incluso humillante resulta el último trabajo de Ken Loach, el director con el lacito de la solidaridad obrera atada al cuello, "La cuadrilla" (The navigators, 2001), para un autor que ha ofrecido tan sólo en la pasada década algunas películas tan interesantes como "Riff raff" (id., 1990) o "Tierra y libertad" (Land and freedom, 1995). Y cuando digo humillante no pongo en tela de juicio el grado de compromiso social del cine de Loach, sino el hecho de que este director inglés cuente con un guión tan flojo como el que firma, basándose en su propia experiencia, el lógicamente neófito Rob Dawber.

No puede entenderse que los personajes de una película de supuesta trascendencia por su representatividad, por su verismo, por sus aspiraciones de realismo, queden a medio trazar. Absolutamente a todos les falla el fondo: el grupo de trabajadores del ferrocarril que pasan de pertenecer al Estado a una empresa privada (y luego a otra que la desmantela) parece perseguir esas nociones de credibilidad por una vía tan innoble como es la ridiculización de un grupo de personajes que terminan dando la imagen de ser los culpables (o si no, colaboradores inconscientes) de la privatización por unos afanes sindicalistas que -no se me escapa que ése no debía de ser el propósito de Loach- son comprendidos como poco menos que caprichosos.

El desbarajuste del libreto se salpimenta con reacciones mecánicas, conductistas y superficiales en las vidas de pareja de algunos de estos trabajadores. Mientras a uno de ellos su ex esposa no lo puede ni ver, a otro el hecho de no tener trabajo le hace volverse caprichoso y hasta cierto punto violento en su casa con su familia. En su determinación por hacer maniqueas las relaciones entre empresarios (o, lo que es peor, siervos de empresarios) Loach demuestra, con reacciones como éstas, prácticamente lo contrario de lo que quiere -supongo- decir: que los obreros, obreros son, que sus mentes son simples y que su trabajo es lo único que debe existir en sus vidas. Parece propugnar una anulación del trabajador aparte de su propia actividad porque todo lo que sea distraer de su "función" al mismo puede provocar una reacción de inadaptación canalizada en la violencia. También tenemos lo que parece el nacimiento de una historia de amor. Finalmente sólo acaba siendo eso, el intento de un nacimiento de una historia de amor, porque Loach la interrumpe a placer cuando llega el punto hacia el que, hemos de suponer, convergía el resto de la película. Tras una elipsis brutal e inopinada, el desenlace se vuelve súbitamente trágico, como si la tragedia aparentara mejor la realidad. De las reacciones de los personajes tampoco hay en ese momento supuestamente álgido nada que decir a favor de su consecuencia o de su credibilidad.

Por otro lado, si a este cúmulo de despropósitos se añade que el talento para la puesta en escena de Ken Loach raramente ha superado lo televisivo, nos encontramos con que con "La cuadrilla", su director ha firmado la que es la peor película que he tenido oportunidad de verle. Y eso que tras "Ladybird, ladybird" el listón estaba alto.

© 2002 Rubén Corral

La Butaca

La Cuadrilla
(The Navigators)


Imagen © 2001

Dirección: Ken Loach.
Países: Reino Unido, Alemania, España.
Año: 2001.
Duración: 93 min.
Interpretación: Dean Andrews (John), Tom Craig (Mick), Joe Duttine (Paul), Steve Huison (Jim), Venn Tracey (Gerry), Andy Swallow (Leo), Sean Glenn (Harpic), Charlie Brown (Jack), John Aston (Bill Walters), Juliet Bates (Fiona), Graham Heptinstall (Owen).
Guión: Rob Dawber.
Producción: Rebecca O'Brien.
Música: George Fenton.
Fotografía: Barry Ackroyd y Mike Eley.
Montaje: Jonathan Morris.
Diseño de producción: Martin Johnson.
Dirección artística: Fergus Clegg.
Vestuario: Theresa Hughes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

.