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Crítica por Tònia Pallejà

Resulta complicado explicar de qué trata esta película y, todavía más importante, la forma en que se expone y desarrolla su historia, por la dificultad, en este caso notable, de que unas cuantas palabras puedan ajustarse a su realidad, no ofrezcan una idea equivocada y, sobre todo, eviten que el futuro espectador la disfrute de lleno. En cualquier caso, este viaje onírico, de hipnotismo embriagador y un muy peculiar sentido del humor, es altamente recomendable, y si uno consigue ser tan afortunado como para que lo atrape hasta el fondo, no sólo le entusiasmará, sino que le "encantará", y utilizo este verbo en su sentido más narcótico, como el mítico encantador de serpientes que embauca y obnubila con la flauta a sus víctimas.

Donnie Darko –que, como apunta su novia en el film, parece el nombre de un superhéroe– es un adolescente "problemático", con trastornos de personalidad, que le llevan a tener un comportamiento extraño. Donnie vive en un anodino barrio residencial de una no menos anodina localidad norteamericana, con su familia, también anodina y muy típicamente norteamericana. Tiene una especie de amigo imaginario, un siniestro conejo de gran tamaño, que sólo él puede ver, y que en una de sus apariciones le vaticina que el mundo se acabará en pocos días. Esa misma noche, el motor de un avión cae sobre la casa, justo encima de la habitación que ocupa Donnie, aunque no hay rastro del avión supuestamente accidentado. Así comienza este periplo circular que transcurre entre lo fantástico y la comedia más negra y amarga, deambulando por una atmósfera enrarerida y oscura, entre personajes grotescos, y sumergiendo al espectador en un ambiente enfermizo y anestésico –la sensación es la misma que si uno se hubiera tragado unos cuantos ansiolíticos y mostrara el mundo a través de sus ojos–.

Donnie Darko toma todos los elementos del cine adolescente de suburbio de los ochenta (el instituto, con los "gallitos" de la clase, los marginados y su peculiar profesorado) para construir una extraña fábula, a veces críptica y rozando lo surrealista, que satiriza contra un mundo rematadamente loco (no va a faltarnos un gurú del amor que ha contagiado con sus ideas a gran parte de la población). No es ésta la crítica mordaz de Solondz ("Happiness"), ni la crítica algo más edulcorada de Mendes en "American Beauty". Y si de influencias hablamos, Lynch resuena en la mente de todos, por ese aire irreal que parece atrapar el momento justo entre el sueño y la vigilia. Pero si no les gusta Lynch (a mí tampoco), no le hagan ascos a esta película, sólo sirve como un referente conocido por todos y que siempre está a mano.

El film está inmaculadamente realizado en todos y cada uno de los sentidos, y tiene un poder inusual, es fascinante y turbador. Si hay verdadero talento tras esta indiscutible personalidad, ya se verá. Sea como sea, la película es un excelente arranque de genialidad, le sonara o no la flauta por casualidad a su autor, un joven debutante llamado Richard Kelly –también firmando el guión–, incluso para aquéllos que pudieran discutirle su merecida ración de originalidad. Pues ciertamente, no es la primera vez que alguien "se saca a un conejo de la chistera". En 1950, Henry Koster realizó una premiada comedia titulada "Harvey" en la que James Stewart interpretaba a un cuarentón al que se le aparecía un enorme conejo que también era su amigo invisible. Pero pocas coincidencias más se encontrarán, pues la trayectoria argumental de Donnie Darko y su estilo visual y narrativo son bien distintos.

Este viaje que emborrona los límites entre la razón y la insania, la realidad y la ficción, es fruto de una gran imaginación. Una experiencia audiovisual y psicológica que vierte imágenes muy atractivas y potentes (la propia presentación del barrio donde vive Donnie, al inicio del film, maravilla) y que, como un pez que se muerde la cola, se devora a sí misma en el tiempo y el espacio. La banda sonora, con temas como el "Love Will Tear Us Apart" de Joy Division, o algún éxito de la época como el "Notorious" de Duran Duran, resulta igualmente envolvente y adecuadísima.

Su actor protagonista, Jake Gyllenhaal, es un gran acierto, incluso por la misma constitución física de su rostro. Junto a él, algunas caras conocidas como Patrick Swayze, Drew Barrymore y Noah Wyle, pero no se asusten, no es lo que parece. Aunque me quedo con la elegante interpretación de Mary McDonnell, como la madre de Donnie.

Donnie Darko es un must to view simplemente porque debe vivirse, tanto mejor en la pantalla grande. Y como decía al principio, si engancha, crea adicción.

© 2002 Tònia Pallejà

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Donnie Darko
(Donnie Darko)


Imagen © 2002 Village Roadshow

Dirección y guión: Richard Kelly.
País: USA.
Año: 2001.
Duración: 122 min.
Interpretación: Jake Gyllenhaal (Donald 'Donnie' Darko), Jena Malone
(Gretchen Ross), Mary McDonnell (Sra. Rose Darko), Drew Barrymore (Srta.Karyn Pomeroy), Patrick Swayze (Jim Cunningham), Holmes Osborne (Sr. Edward Darko), Katharine Ross (Dra. Lillian Thurman), Noah Wyle (Profesor Kenneth Monnitoff), Beth Grant (Srta. Kitty Farmer), Maggie Gyllenhaal (Elizabeth Darko), Daveigh Chase (Samantha Darko), James Duval (Jack).
Producción: Sean Mc Kittrick, Nancy Juvonen y Adam Fields.
Música: Michael Andrews.
Fotografía: Steven Poster.
Montaje: Sam Bauer y Eric Strand.
Diseño de producción: Alexander Hammond.
Vestuario: April Ferry.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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