Crítica por Tónia Pallejá

Aunque pudiera parecerlo a simple vista, The hole no es otra película más dentro del subgénero de terror adolescente. En ella no vamos a encontrar a un asesino enmascarado que dé caza a los estudiantes de un campus, no nos hará saltar del asiento con continuos sobresaltos, y en realidad tampoco se trata de una cinta puramente de terror, sino más bien un thriller psicológico de dimensiones claustrofóbicas. Eso sí, sus protagonistas tienen la edad habitual en estos films, la música es igual de machacona y el resultado final es cualitativamente equiparable al de las mencionadas producciones, si no peor.

Nick Hamm, que había dirigido con anterioridad otros trabajos menos memorables, si cabe, que éste, quiso probar suerte en el thriller, género que nunca pasa de moda y siempre vende, y se hizo con los derechos de la novela de Guy Burt en que se basa la película. Pero la pareja de guionistas contratados para la ocasión, los noveles Ben Court y Caroline Ip, tomaron el libro únicamente como punto de partida, y el resto se lo sacaron de la manga. Y son precisamente estos planteamientos originales lo único que rescataría de esta historia. Lo que podría haber sido tal vez una interesante propuesta, o por lo menos, con más fuste, ha acabado convertido en una historia previsible, cansina y con poca convicción, que no logra alcanzar ninguno de sus principales cometidos.

The hole nos presenta a cuatro niños bien de una escuela privada que deciden esconderse en un búnker subterráneo por diferentes motivos, y pasar tres días de diversión. Frankie es una barbie con trastornos de alimentación que trae de cabeza a los chicos, hecho que no duda en aprovechar para sus propios intereses; Geoff es el guapo y consentido hijo de una estrella del rock americano; Mike es su mejor amigo, y pretende a Frankie, creyendo que ésta le va a corresponder; por último está Liz, la menos agraciada físicamente del grupo, que está locamente enamorada de Geoff y que tiene la esperanza de conquistar su corazón si consigue pasar unos días junto a él para que la conozca algo mejor. Por razones que no desvelaré, quedan encerrados en el oscuro agujero bajo tierra a lo largo de dos semanas, sin apenas comida ni agua. Uno no siente la más mínima simpatía por ellos desde buen comienzo, ni siquiera durante la pesadilla que viven cuando se encuentran atrapados, pero de eso se trata. La película sitúa a estos adolescentes arrogantes, egoístas y manipuladores en una situación límite en que la lucha por la supervivencia puede hacer estragos. La recreación de esos momentos de angustia y desesperación es bastante reconocible, aunque no consigue suscitar ni empatía ni tensión. Nick Hamm aseguraba que su film era una mezcla de Gran Hermano y El señor de las bestias, pero en The hole este análisis de una situación de convivencia forzada al margen de la sociedad y con escasos recursos para sobrevivir queda tan deslucido que no logra plasmar emocionalmente -tampoco a nivel formal- los límites hasta los que es capaz de llegar la naturaleza humana en semejantes condiciones. La película, a pesar de su compleja construcción, se queda en la superficie, no ahonda en el meollo de la cuestión. Sin la habilidad suficiente para escapar de los estereotipos, no arroja la demoledora conclusión que nos había prometido.

Si por lo dicho hasta ahora podría desprenderse que The hole no funciona como "experimento" psicosocial, como cinta de suspense tampoco resulta meritoria. La narración adopta el esquema de recrear distintas versiones de los hechos hasta llegar a la verdad, pero siempre contadas por la misma persona, Liz (Thora Birch), la única que parece haber escapado al exterior. Este recurso se justifica por el hecho de que la joven ha sufrido un trauma y no logra recordar con claridad lo sucedido, para lo cual una psicóloga, que colabora con la policía, le presta su ayuda. Y aquí está su principal problema. Porque después de una primera versión en que está bien claro que nos están dando gato por liebre -si todo hubiese acontecido tal cual, no habría película-, llega una segunda versión que tampoco acaba de convencernos mucho. Pero a estas alturas de la película, el interés empieza a decrecer notablemente, apenas sostenido por un ritmo irregular y un guión bastante torpe. Y claro, luego llega la versión definitiva, la "de verdad de verdad de la buena", que se supone que tiene que impresionarnos, pero como ya nos lo olíamos todo desde un principio y en vez de ir directos al grano, no han dejado de marear la perdiz, su poder sorpresivo es mínimo. Hace rato que el espectador ha superado los primeros síntomas de aburrimiento y ya le da bastante igual qué haya podido ocurrir en realidad.

Pero tras esta aparente resolución del caso, que viene a confirmar nuestras sospechas iniciales, la película no finaliza todavía. No contento con confundirnos con esas sucesivas exposiciones, dejando muchos cabos sueltos por el camino, Nick Hamm se desmarca del happy end habitual, y como muestra de suma originalidad nos ofrece una conclusión que viola toda lógica adulta. En fin, que la psicóloga se acabaría de sacar el título a través de un cursillo a distancia, porque pocas luces me tiene la chica, y la policía tampoco es que dé mucho más de sí.

Resumiendo que es gerundio. No podría recomendar esta película ni como un thriller para los seguidores del género, ni al público en general para pasar un rato distraído si no tienen otra opción mejor. En todo caso destacaría el trabajo de Thora Birch en su composición de esta adolescente, mitad ángel mitad demonio, muy por encima de los otros personajes sin dimensiones que deambulan como meras marionetas. Incluso así, prefiero a la Enid que interpreta en Ghost world y que coincide estos mismos días en cartelera.

© 2002 Tónia Pallejá

La Butaca

Atrapados
(The Hole)

Imagen © 2001