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Crítica por Joaquín R. Fernández

"Resident Evil" es una de las sagas más rentables de la Historia de los Videojuegos. Creada por Capcom para las consolas Playstation de Sony y Saturn de Sega, consiguió un buen puñado de adeptos e inauguró un auténtico revival de «survival horrors» en el mundo de las consolas y del Pc (los orígenes más recientes de este género habría que buscarlos en "Alone in the Dark", la espléndida obra de Infogrames). "Biohazard", tal y como se conoce en Japón, ha vendido millones de compactos en todo el mundo y, por supuesto, toda una variada gama de merchandising (camisetas, bandas sonoras, muñecos, cómics,...). Tal es su importancia que Nintendo se ha hecho durante unos años con la exclusividad de esta licencia, llevándola así a su recién estrenada GameCube.

Ahora nos llega la adaptación cinematográfica de la obra de Capcom, dirigida por Paul Anderson (el mismo de "Mortal Kombat") y, por tanto, con unas en principio nada halagüeñas perspectivas para quienes no somos precisamente unos fanáticos de su filmografía. Sin embargo, aunque no es una obra redonda, sí cumple con creces sus pretensiones: ser un vehículo de entretenimiento que, de paso, nos acerque a la tenebrosa atmósfera del juego. Gracias a la estructura del guión (fallido en otros aspectos, como ya comentaré), el espectador se ve sumido de inmediato en los padeceres de los protagonistas, dosificando la acción y haciendo que los peligros se sucedan de forma continua. Así, primero encontramos un enfrentamiento con la computadora que domina el edificio en el que se halla el virus que puede infectar a toda la población de Racoon City (lo que da lugar a una magnífica escena en la que unos lásers atacan al equipo especial que se interna en el lugar), y media hora después aparece lo que todos los aficionados a "Resident Evil" estábamos esperando: los «zombies». A partir de aquí, los guiños a la saga son constantes, aunque no me convencen las escenas en las que los muertos vivientes se cuentan por decenas. Mucho más interesantes son aquéllas en las que vemos a estos seres putrefactos aparecer por primera vez, y, sobre todo, el ataque de los perros y del lamedor.

Por supuesto, y aunque el filme sea un digno divertimento de apenas no-venta minutos, hay en él algún que otro defecto. Así, el guión atesora diálogos breves y circunstancias tan manidas que bien pudieran provocar el hartazgo de los espectadores más exigentes. Por otra parte, no faltan los sustos basados en apariciones repentinas, aunque en general, como comenté anteriormente, la ambientación es particularmente sólida (en especial durante la media hora inicial de la película). Sin duda, lo más estimulante de la cinta es lo que nos puede ofrecer su secuela, entroncando el final de "Resident Evil" con el inicio de alguno de los videojuegos en los que se basa.

Paul Anderson aporta por momentos imágenes sólidas (el ataque de los perros-zombie o el instante anterior a que aparezcan los militares), e incluso sabe imitar en contadas ocasiones las peculiares posiciones de la cámara que encontramos en la saga de Capcom. El reparto está dominado primordialmente por la presencia de Milla Jovovich y Michelle Rodriguez (al igual que en el juego, las mujeres llevan la voz cantante), que realizan una acertada composición física de sus personajes. Por suerte, esta vez los actores masculinos actúan como vulgares comparsas (Eric Mabius y James Purefoy).

Finalmente, lo que en verdad detesto de Resident Evil es su banda sonora. Alejándose completamente del notable estilo de Masami Ueda en los videojuegos, la partitura de Marco Beltrami y Marilyn Manson (si es que cabe denominarla así) es un cúmulo de ruidos incesantes que, en ocasiones, hasta impiden escuchar el diálogo. Por momentos creemos que los protagonistas se van a poner a bailar como posesos, pues tal es la sensación que a uno le deja la continua retahíla de ritmos discotequeros que se adueñan del ambiente. Un verdadero lastre para la película; si así es como algunos productores quieren atraer al público joven a las salas de cine... ¡apañados estamos!

© 2002 Joaquín R. Fernández

La Butaca

El Huésped Maldito
(Resident Evil)


Imagen © 2002

Dirección: Paul Anderson.
Países: Reino Unido, Alemania.
Año: 2002.
Duración: 100 min.
Interpretación: Milla Jovovich (Alice / Janus Prospero), Michelle Rodriguez (Rain Ocampo), Eric Mabius (Matt Adison), James Purefoy (Spencer Parks), Martin Crewes (Chad Kaplan), Pasquale Aleardi (J.D. Salinas), Colin Salmon (James 'One' Shade), Heike Makatsch (Dr. Lisa).
Guión: Paul Anderson.
Producción: Paul Anderson, Jeremy Bolt, Bernd Eichinger y Samuel Hadida.
Música: Marco Beltrami y Marilyn Manson.
Fotografía: David Johnson.
Montaje: Alexander Berner.
Diseño de producción y vestuario: Richard Bridgland.
Dirección artística: Jörg Baumgarten y Tony Reading.
Vestuario: Penny Crawford.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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