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Crítica por Mateo Sancho Cardiel

Aunque se sabe que la comedia es género non grato en los terrenos de festival, son estas producciones que no pretenden más que arrancar una sonrisa las que han llevado consigo mayores ovaciones en esta edición. La última en relajar el ambiente a base de humor sano y un guión lleno de ingenio, que ha provocado carcajadas y que busca un sitio en el palmarés ha sido "The Royal Tenenbaums".

Wes Anderson, director que se ganó a la crítica con "Rushmore", pero fracasó clamorosamente en la taquilla, nos presenta con estilo y agilidad las incongruencias de una familia, los Tenenbaums, en la que cada uno de sus miembros supone un verdadero universo de comportamientos anómalos y experiencias surrealistas. Las relaciones entre tan extraña fauna darán lugar a las situaciones más divertidas, pero planteadas con imaginación e inteligencia, a ratos incluso con genialidad. El detonante de la acción se da cuando el descerebrado cabeza de familia, después de más de quince años de abandono familiar, decide recuperar el calor filial y marital fingiendo un cáncer de estómago. A lo largo de seis semanas indagará en las personalidades de cada uno de sus vástagos, intentará reconquistar a su mujer y será el mayor cómplice e instigador para sus dos gamberros nietos.

El planteamiento es brillante, y durante más de una hora funciona como un reloj. Sin embargo, la farsa comienza a perder su gran dinámica y virtuosismo cómico cuando Royal es descubierto, y la película tratará de mantenerse con situaciones algo forzadas y un desenlace convencional. Pese a todo, el retrato de personajes está tan bien logrado, sus responsables consiguen imprimir tal personalidad en cada papel que la película mantiene su dignidad hasta el último minuto del metraje. Contiene el poder de corrosión de los hermanos Farrelly, pero con muchísima más elegancia narrativa e incluso visual. Porque la estética cutre, cochambrosa que luce toda la película es de antología, acompañada además de una colorista y setentera banda sonora, y el montaje del filme es fundamental en el muy convincente resultado final.

Pero la verdadera vida de esta película es la reunión extraordinaria de unos intérpretes de lujo, que mantienen en perfecta armonía la línea que separa lo cómico y lo histriónico, y que tienen como gran padre de familia a ese colosal, flexible, activo e infatigable actor que es Gene Hackman. En un registro tan poco acostumbrado en él como es la comedia, se mueve como pez en el agua, cuando requiere juventud, socarronería y picaresca. Su composición de Royal Tenenbaum es uno de los mejores trabajos de su carrera y debería haber sido, cuanto menos, candidato al Oscar. No quedan eclipsados por su inmenso talento, lo que ya quiere decir mucho, Angelica Huston, siempre entre la fuerza de un carácter y la delicadeza de la sofisticación; Gwyneth Paltrow, en un papel apático y en las antípodas de la cursilería que más ha frecuentado; Ben Stiller, en "su" papel; Danny Glover, entrañable y patético; Owen Wilson, eterno hortera; y Bill Murray, que sigue abonado a los kilos de maquillaje. Ellos son los Tenenbaums, la familia más estrafalaria, bizarra y diversa del cine actual. Un zoológico exótico y encantador que, con su decrepitud y su dejadez, nos ha traído la mejor comedia del año.

© 2002 Mateo Sancho Cardiel

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Los Excéntricos Tenenbaums
(The Royal Tenenbaums)


Imagen © 2001

Dirección: Wes Anderson.
País: USA.
Año: 2001.
Duración: 109 min.
Interpretación: Gene Hackman (Royal O'Reilly Tenenbaum), Anjelica Huston (Etheline Tenenbaum), Ben Stiller (Chas Tenenbaum), Gwyneth Paltrow (Margot Helen Tenenbaum), Luke Wilson (Richie 'Baumer' Tenenbaum), Owen Wilson (Elijah Tenenbaum), Danny Glover (Henry Sherman), Bill Murray (Raleigh St. Clair), Seymour Cassel (Dusty), Kumar Pallana (Pagoda), Alec Baldwin (voz del narrador), Grant Rosenmeyer (Ari Tenenbaum), Jonah Meyerson (Uzi Tenenbaum).
Guión: Wes Anderson y Owen Wilson.
Producción: Wes Anderson, Barry Mendel y Scott Rudin.
Producción ejecutiva: Owen Wilson y Rudd Simmons.
Música: Mark Mothersbaugh y Erik Satie.
Fotografía: Robert D. Yeoman.
Montaje: Daniel R. Padgett y Dylan Tichenor.
Diseño de producción: David Wasco.
Dirección artística: Carl Sprague.
Vestuario: Karen Patch.
Decorados: Carolyn Cartwright y Sandy Reynolds-Wasco.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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