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Crítica por Ismael Alonso

Como parece ser moneda común en una época en la que los asuntos que no aparecen en los medios simplemente no existen, también se da la paradoja de la coyunturalidad, o, para entendernos, el aprovechar que un tema está candente para sacarlo a colación. Sé que sonará insolente e incluso insultante pero no deja de ser cierto que "Sólo mía" hace un par de años se hubiera llamado "Perro asesino" o dentro de un par de meses "Gescartera: La verdadera historia".

Si bien es cierto que el problema de los malos tratos a las mujeres es un asunto altamente reprobable, no por ello debemos dejar de juzgar con severidad que un equipo de cineastas se hayan escudado en ello para perpetrar un capítulo de serie de televisión y hayan intentado camuflarlo de película de denuncia. Todos tenemos claro cuál es la parte agredida, todos estamos familiarizados con eufemismos como violencia de género o violencia doméstica, pero eso no da patente de corso para que un largometraje no amplíe las miras de la construcción de sus personajes a algo más que buenos y malos. "Sólo mía " es una película manipuladora, reduccionista, simplificadora y retrógrada por cuanto parece que la mujer es incapaz de defenderse a sí misma y que, además, muestra al agresor como un tipo brillante mentalmente perturbado.

Las tesis que pretende defender la película de Javier Balaguer resultan maniqueas, con lo que se resiente completamente la supuesta verosimilitud de la trama. Todo el film está rodado con un academicismo ramplón más digno de un telefilm de la hora de la siesta que de una película con ánimo de denuncia. Creo sinceramente que el mayor problema de "Sólo mía" es que sus principales responsables sean hombres y hayan confundido la corrección política con la realidad, con lo que su trabajo adolece de un terrible sentimiento de culpa masculino. Balaguer y García Mohedano no se atreven a poner en tela de juicio al personaje femenino, no se atreven a decir que por muy perversa, manipuladora o mentirosa que sea una mujer nunca se debe consentir el abuso por parte de su pareja. Pero hace falta mucha pericia para presentar a una anti-heroína como víctima, por ello los autores prefieren mirar para otro lado y presentar a su víctima como una santa en vida. Lo único que parece emerger de este ejercicio escolar con veleidades artísticas (los fragmentos rodados en tonos grises son francamente sonrojantes) es la pareja protagonista, sobretodo la emergente Paz Vega, que consigue hacer olvidar con su ajustada interpretación el mendrugo que nos están proyectando. A la hora de la verdad lo que resulta injusto es que un tema de tanta importancia y de tanto calado se trate de forma no sólo banal sino oportunista.

© 2001 Ismael Alonso

La Butaca

Sólo Mía
(Sólo Mía)


Imagen © 2001

Dirección: Javier Balaguer.
País: España.
Año: 2001.
Interpretación: Sergi López (Joaquín), Paz Vega (Ángela), Elvira Mínguez (Andrea), Alberto Jiménez (Alejandro), María José Alfonso (madre de Ángela), Beatriz Bergamín (cuñada de Ángela), Asunción Balaguer (tía de Ángela).
Guión: Álvaro García Mohedano y Javier Balaguer.
Producción: Juan Alexander.
Fotografía: Juan Molina.
Montaje: Guillermo Represa.
Dirección de producción: Juan Carlos Caro.
Dirección artística: Cristina Mampaso.