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Crítica por Joaquín R. Fernández

¿Se asombrarían si les digo que no hay un ápice de originalidad en El Único? ¿Me creerían cuando les afirmo que este nuevo producto de Revolution Studios parece un refrito de Time Cop. Policía en el Tiempo, Matrix y Los Inmortales? ¿Acaso les sorprendería que, por enésima vez, Hollywood perdiera la vergüenza con tal de encumbrar definitivamente a un único actor? Que no me entienda mal el lector: me divierten muchísimo las escenas de artes marciales y valoro especialmente el trabajo de Jet Li en este campo (dejemos para otro día el tema de sus cualidades interpretativas), pero me exaspera el comprobar que muy pocos se molestan en darle una atractiva profundidad a semejante parafernalia (vamos, al estilo de Tigre y Dragón).

Es evidente que los señores Glen Morgan y James Wong no se han esmerado en demasía a la hora de ponerse a trabajar en el libreto de El Único. Ni se molestan en dar coherencia al mundo de universos paralelos que han creado (de hecho, se limitan a explicarlo todo a través de unas cuantas frases que uno de los personajes vomita a la velocidad de la luz), ni, por supuesto, profundizan en la personalidad de los protagonistas. Por si esto no bastara, añaden infumables pinceladas de humor (la aparición de Yulaw en el tanatorio) y construyen diálogos ramplones y vergonzantes (atención a la escena en la que, tras un tiroteo, la esposa de Gabe le dice que debería examinarle un médico; él argumenta que es mejor que le reconozca ella, pero su mujer le advierte que es veterinaria y que no recuerda que él tenga cuatro patas y cola).

Entre tanta mediocridad, lo que en verdad resalta del filme (¡faltaría más!) son las secuencias de acción. Aquí sí se puede decir que James Wong, también realizador, está del todo acertado, pues huye de los montajes confusos y explica con claridad los acontecimientos más agitados de la cinta. Mención especial merece la pelea que Jet Li lleva a cabo contra sí mismo, pues es espectacular, ágil y hará al público vibrar en sus butacas (aunque de realista no tiene nada; me creo más los mamporros que Ryo Hazuki lanza en el vídeojuego "Shenmue", por ejemplo).

Resumiendo, dudo mucho que alguien se llegue a aburrir viendo El Único, pues es una película de escasa duración y que cuenta con sólidos momentos de cine de acción. Ahora bien, sus defectos se hacen tan evidentes que, esta vez, la notable técnica que se exhibe no es suficiente para alcanzar el aprobado. Ah, y encima la música de Trevor Rabin es fallida y redundante. No es ya que sea una sucesión de ritmos machacones que cansan a los dos minutos (buena culpa de ello la tienen las canciones que se intercalan en la partitura), es que encima el señor Rabin no es capaz de conseguir una mínima química entre su música y las imágenes contempladas. Hay brevísimos pasajes que funcionan (quizás aquéllos que se refieren a la relación de amor entre Gabe y su esposa), pero en general uno acaba harto de tanto, digámoslo así, ruido. En fin, parece que Trevor Rabin prosigue con su línea de 60 Segundos. Me divirtió bastante la banda sonora que compuso para Deep Blue Sea, pero, sinceramente, en El Único creo que hasta sonaría mejor el rítmico repiqueteo de una cacerola contra otra. Siento disgustar así a sus fans.

© 2002 Joaquín R. Fernández

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El Único
(The One)


Imagen © 2001

Dirección: James Wong.
País: USA.
Año: 2001.
Duración: 87 min.
Interpretación: Jet Li (Gabe/Yulaw/Lawless), Carla Gugino (T.K./Massie Walsh), Delroy Lindo (Roedecker/Attendant), Jason Statham (Evan Funsch), James Morrison (Aldrich), Dylan Bruno (Yates), Richard Steinmetz (D'Antoni), Steve Rankin (MVA supervisor).
Guión: Glen Morgan y James Wong.
Producción: Steve Chasman, Glen Morgan, Charles Newirth y James Wong.
Música: Trevor Rabin.
Fotografía: Robert McLachlan.
Montaje: James Coblentz.
Diseño de producción: David L. Snyder.
Dirección artística: Paul M. Sonski.
Vestuario: Chrisi Karvonides-Dushenko.
Decorados: Jan K. Bergstrom.