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Crítica por Tònia Pallejá

No me cabe la menor duda de que, incluso en este país de bota-vino, Operación triunfo y pandereta, Todo menos la chica, tercer largometraje de Jesús Delgado (Un buen novio), pasará a engordar las listas de películas españolas cuyo fugaz paso por las salas y cuya mísera recaudación en taquilla reavivan el sempiterno debate sobre la cuestionable salud de "nuestro" cine. Desde hace ya mucho tiempo, es difícil que pase una sola semana en la que no haya un título español entre los estrenos en cartelera, y en ocasiones estos llegan a superar en número a los productos de importación. Sin embargo, entre el gran número de producciones estatales que se botan a la mar, pocas son aquéllas que consiguen llegar a buen puerto. Fenómenos paranormales como Torrente o proyecciones internacionales como Los otros, constituyen únicamente la punta de un iceberg en el que la mayor parte de su superficie se halla, desgraciadamente, a niveles subacuáticos. Cifras no implican calidad, obviamente. Pero frente a la humilde honestidad de films como El Bola o Solas, que han conseguido hacerse un sitio en el corazón del espectador, o ante anecdóticas propuestas con interés, como Intacto o la todavía floreciente Piedras, Todo menos la chica no correrá su misma suerte, ni siquiera gozará del favor del boca a boca que tantas veces ayuda a que un trabajo de consciente modestia mediática salga a flote y destaque entre la marea de grandes producciones.

El film de Jesús Delgado es una ligera y patosa comedia de enredos, localizada en la actual Valladolid, por la que pululan mafiosos y chicas monas de tres al cuarto, cuyas historias -amores, desamores, y vete tú a saber qué- se cruzan alrededor de la figura de un camello recién instalado en el barrio, al que interpreta Fernando Guillén-Cuervo. La película se desarrolla en clave de buddy movie, conducida -tanto al volante como argumentalmente- por la pareja protagonista que integran Liberto Rabal y Álex Angulo -en la atípica piel de un matón-. Junto a ellos, algunos habituales en este tipo de proyectos, como María Adánez o Nathalie Seseña, haciendo lo suyo.

Todo menos la chica es un trabajo, por fortuna, falto de pretensiones, que presenta situaciones manidas, personajes freaks -en el peor sentido de la palabra-, diálogos sin gracia y en general, un tono casposo de telecomedia, que no asegura ni el hacernos pasar un rato entretenido. La urgencia y la procesión de hechos no son sinónimo de ritmo o entretenimiento, y el film acusa más defectos que virtudes por su torpeza.

Una más de tantas -poco memorables, bochornosas, reincidentes, impersonales- cintas españolas, en la que el esforzado empeño de los actores -aunque sea a nivel de representación de final de curso en el instituto- no logra arrojar luz alguna sobre este constante punto ciego que es su guión.

© 2002 Tònia Pallejá

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Todo Menos la Chica
(Todo Menos la Chica)


Imagen © 2000

Dirección y guión: Jesús Delgado.
País: España.
Año: 2000.
Duración: 103 min.
Interpretación: Liberto Rabal (Juan), Álex Angulo (Marco), María Adánez (Anabel), Fernando Guillén-Cuervo (Ángel), Nathalie Seseña (Fanny), Duna Jové (Lola), Ramón Barea (Ramos), José María Sacristán (policía).
Música: Juan Bardem.
Fotografía: Teo Delgado.
Montaje: Miguel Ángel Santamaría.
Crítica por Tònia Pallejà

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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