CinEncanto
La Butaca
Novedades
Películas Recientes
Archivo
La Butaca
Noticias

Crítica por Rubén Corral

Cita con insolencia el director, guionista y actor Artus de Penguern en una entrevista, concedida en televisión, a Woody Allen y a Jacques Tati –entre otros autores– como referentes para el cine presuntamente cómico que despliega en su último trabajo, bautizado en España como "Un mal día lo tiene cualquiera" (Grégoire Moulin contre l’humanité, 2001) cuando más bien poco queda de ambos directores, de no ser por la –grotesca– coreografía en un baile de disfraces con que concluye el film (y que hace anhelar el baile de Grouchos Marx en un hotel a orillas del Sena de "Todos dicen I love you" [Everyone says I love you, 1996], con Woody Allen y Goldie Hawn) o por el hecho de que el maltrecho protagonista de la película coleccione accidentes y golpes en todo tipo de medios de locomoción (de camiones de reparto de carnicería a furgonetas de policía pasando por turismos más "convencionales" o ciclomotores de repartidor de pizzas) como cierto cartero era víctima de mil y una perrerías en un pueblo de Francia en la obra maestra "Día de fiesta" (Jour de fête, 1948), del recientemente homenajeado en Cannes Jacques Tati. Pero evita citar el lugar del plagio sustancial: la negrísima –tanto más que esta– sutil comedia neoyorkina "Jo, que noche" (After hours, 1985), con la que, además de la idea motora, comparte –a su pesar– el mal gusto del traductor de su título.

Este Penguern, que aparecía como actor en la tan estimada "Amélie" (Le fabuleux destin d’Amélie Poulain, Jean-Pierre Jeunet, 2001), toma como partida los fuegos artificiales que pueblan con tanta desfachatez el endeble guión de la película de Jeunet y se sirve, con la misma facilidad que lo hacía aquél (o Santiago Segura para cualquiera de las dos partes de "Torrente"), de los chascarrillos como seña de identidad. Para la trama, se dedica a copiar la película de Scorsese, tomando como "hecho diferencial" el supuesto embrutecimiento que la desmedida afición al fútbol provoca entre sus compatriotas. Así, mientras Griffin Dunne en "Jo, que noche" tenía toda una eterna noche para meterse en una bola de nieve de conflictos que lo devolviera a su estado inicial –el aislamiento laboral y social–, el propio Penguern sólo necesita los 105 minutos que dura un partido de fútbol para encontrarse con una humanidad canibal que sólo parece incubar violencia gratuita. Si su propósito puede ser criticarla, su efectividad es nula: no sólo por incluir en esa pretendida parábola ingredientes descaradamente tópicos e incluso homófobos, sino también por ser gregario de una estética como director que en poco puede afiliarse a los grandes directores que menciona en las entrevistas y en mucho a un cine para-publicitario al estilo de Jean-Pierre Jeunet o Javier Fesser, sólo que sin la consciencia de saber lo que está haciendo o por qué.

Al final, la desagradable sensación que ofrece "Un mal día lo tiene cualquiera" (y sobre todo tras su patético desenlace) es que la comedia popular francesa que triunfa en estos últimos años al norte de los Pirineos habla muy en contra de sus productores y espectadores (no puede hablar bien de nada bazofias como la comedia parafascista "Tanguy" [id., Étienne Chatilliez, 2001] o la tradición de estupideces localistas que acaparan algunas pantallas españolas, caso de la inefable obra del desvergonzado director Jean-Marie Poiré o de las desgraciadas tropelías que cometen con el nombre de Astérix) y se restriega en el mismo mal gusto que la norteamericana o la española, tiene la misma inexistente gracia y provoca el mismo hastío.

Si vale como definición, esta película parece la violación de "Jo, que noche" a cargo de un Santiago Segura francés con mucha menos idea de lo que es dirigir una película. Y si a esto le añadimos su petulancia y alargamiento, nos encontramos con uno de esos títulos de los que huir como de un programa de José Luis Moreno, que provoca mucha risa a los que la hacen pero que sumerge en la náusea a los que la tenemos que sufrir, una comedia de graciosillos sin maldita gracia de la que sólo podrán decir algo en su defensa los que no disfruten, en estos tiempos de fútbol, del balompié. Y, personalmente, dudo mucho de que hasta esas personas lo digan realmente convencidas. Tal es la calaña de "Un mal día lo tiene cualquiera".

© 2002 Rubén Corral

La Butaca

Un Mal Día lo Tiene Cualquiera
(Grégoire Moulin contre l'humanité)


Imagen © 2001

Dirección: Artus de Penguern.
País: Francia.
Año: 2001.
Duración: 90 min.
Interpretación: Artus de Penguern (Grégoire Moulin), Pascale Arbillot (Odile/ Emma Bovary), Didier Bénureau (Jean-François), Marie-Armelle Deguy (Solange), Antoine Duléry (Emmanuel Lacarrière), Élisabeth Vitali (Hélène), Clovis Cornillac (Jacky), Philippe Magnan (Jérôme).
Guión: Artus de Penguern y Jérôme L'Hotsky.
Producción: Cyril Colbeau-Justin, Yves Rolland y Jean-Baptiste Dupont.
Música: Benoît Pimont.
Fotografía: Vincent Mathias.
Montaje: Corinne Cahour, Claude-France Husson y Christophe Marthoud.
Decorados: Sylvie Olive.
Vestuario: Marie-Laure Lasson.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

.