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Crítica por Miguel Á. Refoyo

La fragilidad poética de la frialdad
'La voz de su amo' supone un radical cambio de registro en su autor y una visión delicada y violenta de un género tan complejo y delicado como lo es el 'thriller' Emilio Martínez-Lázaro es uno de esos escasos ejemplos dentro del cine español que se ha ganado una fama de profesionalidad basando su carrera en la comedia, en el género ligero que tantos buenos frutos le han reportado. Por eso 'La voz de su amo' supone un radical giro en su perspectiva genérica, abordando un 'thriller' con trasfondo policiaco, una variante de un género difícil y escaso en la cinematografía nacional. La nueva película del director de exitosas cintas como 'Los peores años de nuestra vida' y 'Amo tu cama rica' confirma a su realizador no sólo como un sólido director con oficio y estilo dilatados a contextos abruptos (como es el caso), sino que abre la posibilidad de una inédita vertiente en la alicaída e inmadura configuración de un género tan inquietante y arduo como lo es el cine negro.

La historia en torno a la que gira 'La voz de su amo' se delimita a los ámbitos de ambición, terrorismo y corrupción que asolaron el País Vasco a comienzos de los 80, protagonizada por la sanguinaria organización de asesinos que siguen amedrentando a la nación con su deleznable praxis. Este terrible lapso y la banda terrorista sirven de excusa (y de ligero 'Mcguffin' referencial) para narrar la vida de Charly, una promesa frustrada del fútbol, que trabaja como hombre de confianza de un importante empresario portugués. La acción se complica cuando el patrón, amenazado por la banda terrorista es secuestrado en la frontera vascofrancesa. El escolta se debatirá entonces entre sus propias creencias, sus raíces y el amor que despierta en él la hija de su jefe (una procaz lolita). Una verdad encubridora de un ardid de apariencias acabará por sobrepasar a un personaje destinado a perder. Jugando con un hilo argumental de tendencias ciertamente 'hitchcockianas', Martínez-Lázaro impone una pericia fílmica que va más allá de cualquier tipo de formalismo genérico, otorgando al filme, con su sabia visión, de una dinámica solemne, inspirada en la fuerza del relato interno, de la magnífica síntesis realista con la que se narra un guión apuntalado por la belleza melancólica de unas imágenes tenues, llenas de agonía, de la suntuosidad del mejor cine negro moderno, confrontado por la mejor tradición española que anida en su núcleo visual, en la emoción que transmiten sus delicadas imágenes, rendidas en todo momento a un realismo nostálgico.

'La voz de su amo' es, a su vez, frágil y violenta, sosegada e inquietante, lúgubre y poética, en la que la intención y el sentimiento de fidelidad imperan por encima de los actos, por encima de una situación intensa en la que la zozobra se revierte en serenidad y la frialdad en poesía.

Martínez-Lázaro descubre el elemento de equilibrio en una puesta en escena personal, en el que la melancolía (por otra parte, signo habitual de sus comedias) impregna el espíritu acerbo de la trama, estableciendo las bases necesarias para un núcleo en el que los personajes se anteponen a cualquier pretexto descriptivo. 'La voz de su amo' encuentra uno de sus pilares en la enfática esplendidez de sus intérpretes. En el recital de Eduard Fernández y su genial composición de macilento antihéroe, en la sexualidad e inocencia de Silvia Abascal (su mejor papel hasta el momento), en la inquietante y artificiosa bondad de Joaquín de Almeida o en la representación categórica del policía corrupto y desagradable de Imanol Arias. La eficacia del filme de Lázaro reside en que los roles, por muy pequeños que sean (desde la heroinómana Caty hasta el labrador del monte), sirven de referencia al espectador para avanzar en la trama de fondo, para saber qué nos depara un final apacible, roto por la significativa secuencia en la estación de trenes. La agilidad de este suculento y necesario filme se encuentra en una convulsa y furiosa progresión que se instaura bajo ese halo de aparente equidad que encuentra en la notas de la partitura del soberbio Roque Baños el estilo y la noción descubierta, tras la que prevalece la prodigiosa mano con la que el veterano cineasta ha sabido conferir a una película fascinante en la que los perdedores y el destino, la traición y la lealtad se fusionan en un entorno de violencia extrema.

'La voz de su amo' supone para nuestro cine una obra ineludible y férvida, impetuosa y saludable, que sitúa los conceptos básicos del cine de género en la escasa tradición del cine español por el policíaco y que engloba la personalidad de un autor tan personal como Emilio Martínez-Lázaro en la estirpe de los elegidos, de aquellos directores destinados a prevalecer con cada obra, por insustancial que sea. Rompiendo con cualquier precepto de homogeneidad, 'La voz de su amo' configura algo inédito en el séptimo arte español. Es decir, un magnífico 'thriller' de producción propia.

© 2001 Miguel Á. Refoyo

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La Voz de su Amo
(La Voz de su Amo)


Imagen © 2001

Dirección y guión: Emilio Martínez-Lázaro.
País: España.
Año: 2001.
Duración: 108 min.
Interpretación: Eduard Fernández (Charli), Silvia Abascal (Marta), Joaquim de Almeida (Oliveira), Imanol Arias (Sacristán), Ana Otero (Katy), Joseba Apaolaza (Sainz).
Producción: Andrés Vicente Gómez.
Música: Roque Baños.
Fotografía: Javier Salmones.
Montaje: Iván Aledo.
Dirección artística: Juan Botella.
Vestuario: Helena Sanchís.