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Crítica por Tònia Pallejá

Película dispuesta con la buena voluntad de reavivar el humor del espectador, trasladando a nuestros días y a un nada recomendable barrio de Cleveland (ese Collinwood que nos da la bienvenida en el título) el clásico de Mario Monicelli que protagonizaron en su día Gassman, Mastroianni, Cardinale y Totò: "Rufufú" (I soliti ignoti), todo un peliculón. Este largometraje de los pseudo-debutantes hermanos Russo viene apadrinado económicamente por el director Steven Soderbergh ("Traffic") y su amigo y actor George Clooney –quien además se ha reservado un pequeño papel para la ocasión–, que repiten experiencia juntos tras "Ocean’s Eleven" con otra historia sobre robos, aunque de muy distinto calibre, tono y factura.

"Bienvenidos a Collinwood", como remake de "Rufufú" que es, se ajusta perfectamente al género de comedias de atracos fallidos (no podría ser de otra forma, pues el film de Monicelli es el referente entre referentes), en donde un variopinto grupo de desarraigados sociales, a cual más freak, pla-nean un golpe perfecto (lo que en su barrio denominan un “Bellini”), que no será tal. Sus avatares, sucesivos tropiezos y complicaciones, poblados de gags primordialmente visuales, colman esta cinta amable, domesticada, poco emotiva, que sin llegar en ningún momento a poner en peligro la caja torácica por las risas, se presenta como un buen intento de amenizar la velada.

Otro de los ingredientes con que se juega, y se hace imprescindible en este caso, son las peculiaridades de cada uno de los componentes del grupo: su cómica presencia física y sus excén-tricas manías o ridículas circunstancias. Un casanova boxeador sin futuro en el ring, un huérfano criado por monjas sin demasiada materia gris entre oreja y oreja, un dandy negro que usa saltos de cama de seda y fuma con boquilla, un “padre soltero” cuya esposa cumple condena entre rejas, un bravucón que amedrenta al rival gritándole “Tu madre es una puta”, y un viejo medio senil, mísero de tan pobre, que tiene tendencia a mantener aireados “sus bajos”. A ellos se une un “consultor” que les “asesorará” sobre cómo abrir la caja fuerte; un tipo con mal carácter, tatuado hasta las cejas, que hace equilibrios sobre su silla de ruedas.

Dando vida a este clan y a otros personajes satélite, un ramillete de actores a primera vista homogéneo (la “estrella” que más brilla en este firmamento es Clooney) pero de desempeño desigual. Si bien su corrección no llega al excelente, es de destacar el aplomo de Patricia Clarkson (vista en "La milla verde"), el gracejo de Sam Rockwell (es como Tom Cruise haciendo de macarra y pasado de vueltas), el siempre solvente William H. Macy de "Magnolia", un logrado Michael Jeter (quizás quien consiga despertar mayor estima en la ficción como el ancianito Toto) y un Clooney explotando otra vez más su vis cómica, cuya intervención hasta sepa a poco y eclipse al conjunto. Por el contrario, menos convincentes se muestran Isaiah Washington o Jennifer Esposito (“la chica” y poco más), y un sobreactuado Luis Guzmán (compañero de Macy y Soderbergh en anteriores trabajos).

El factor sorpresa es reducido, nulo si conocen el original italiano (estamos hablando de una fotocopia casi exacta, no de una leve inspiración), pero se le regala la atención por sus buenas intenciones, de las que va sobrada, tal vez tan sobrada que hasta caiga en el extremo de la falta de honestidad. Me pregunto yo, siendo lo del remake un mal ya endémico del cine de Hollywood, si habrán jugado a aquella argucia de “es que las nuevas generaciones no han visto y no pueden comparar...”. Y puestos a preguntar, ¿tan prometedor es el talento de los Russo que se les dio pista libre para esta puesta de largo cinematográfica precisamente con un guión que aporta tan poca novedad, y menos todavía?

Como siempre digo, esto del sentido del humor es más personal e intransferible que la ropa interior. Habrá quien ría a gusto viendo las vicisitudes de estos pobres colgados, otros, como yo, se sonreirán ante los momentos más agradecidos y reconocibles. Sea como sea, esta versión moderna de una pieza tan emblemática de la historia del cine –un género en sí mismo–, pierde en simpatía, carisma, afecto y componente social, elementos éstos que también fueron indispensables para la buena acogida de que gozó "Rufufú", y para su anclaje y preservación en la memoria.

Lo lamento pero no soy Leonard Shelby, protagonista de "Memento". La próxima vez traten de “actualizar” alguna obra oculta o que ya nadie recuerde haber visto. Mientras no sea ése el caso, y la copia no supere al original, seguiré recomendándoles ver la madre del cordero, la primigenia, más aún si se trata de una película como la que tenemos entre manos.

© 2002 Tònia Pallejá

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Bienvenidos a Collinwood
(Welcome to Collinwood)


Imagen © 2002

Dirección y guión: Anthony Russo y Joe Russo.
País: USA.
Año: 2002.
Duración: 85 min.
Interpretación: Luis Guzmán (Cosimo), William H. Macy (Riley), Isaiah
Washington (Leon), Sam Rockwell (Pero), Michael Jeter (Toto), Patricia Clarkson (Rosalind), Andrew Davoli (Basil), Brett C. Leonard (Mickey), Frank O'Donnell (Priest), George Clooney (Jerzy).
Producción: George Clooney y Steven Soderbergh.
Música: Mark Mothersbaugh.
Fotografía: Charles Minsky y Lisa Rinzler.
Montaje: Amy E. Duddleston.
Diseño de producción: Tom Meyer.
Dirección artística: Denise Hudson.
Vestuario: Juliete Polcsa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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