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Inframundo
(Underworld)
Lakeshore Ent., 2003
121 minutos

Dirigida por Len Wiseman
Escrita por Kevin Grevioux, Danny McBride y Len Wiseman 
Editada por Martin Hunter

Elenco:
Kate Beckinsale .... Selene
Scott Speedman .... Michael
Michael Sheen .... Lucian
Shane Brolly .... Kraven
Bill Nighy .... Viktor
Erwin Leder .... Singe
Sophia Myles .... Erika

Imagen © 2003 Lakeshore Ent.

Tenía puestas muchas esperanzas en la película “Underworld”. Soy jugador de rol, y tal vez por accidente (o a sabiendas, quién sabe), esta película se acercaba mucho en estilo y tema al famoso juego de rol “Vampiro: La Mascarada”, en el que los jugadores interpretan a vampiros en un mundo gótico- punk decadente y sombrío. No debo ser el único al que tal coincidencia en tema y estilos le ha debido de parecer curiosa, pues la editora de “Vampiro: La Mascarada” en EEUU, White Wolf, ha interpuesto una demanda a la productora de “Underworld”. Sin embargo, mis esperanzas se vieron frustradas cuando la vi.

La trama cuenta las vicisitudes de Selene, una hermosa vampira (Kate Beckinsale) que se dedica a guerrear con los enemigos de su clan: los Lycans (hombres lobo, para que nos entendamos). Los Lycans, comandados por Lucian (Michael Sheen), que hasta hace unos siglos estaban casi extinguidos, acaban de resurgir con gran fuerza, y andan tras la pista de Michael (Scott Speedman), un joven científico que parece tener la clave para inclinar la guerra a favor de los Lycans. Selene acaba (cómo no) enamorándose de Michael, pero su amor se puede ver truncado al ser Michael infectado por los hombres lobo y convertirse su relación en proscrita. Mientras tanto, un anciano vampiro, Víctor (Bill Nighy) se despierta de su letargo centenario, dispuesto a arreglar el problema de los Lycans de una vez por todas...

Vayamos punto por punto. La trama, aunque pueda parecer novedosa, trata el consabido tema de Romeo y Julieta- con un cariz fantástico, claro está-, que puso de moda Shakespeare hace algo así como cuatrocientos años. Así que originalidad, cero. Sin embargo, hubo dos puntos que si me gustaron de la trama: uno, el intento de enfocar las maldiciones del vampirismo y de la licantropía, tradicionalmente sobrenaturales, de una manera científica y plausible, y dos, la presentación de cierta ambigüedad moral en el retrato de los personajes (no digo más para no destrozar la trama, pero decir que ni los malos son malvadas fieras corrupias sin escrúpulos, ni los buenos son santos varones- o féminas- dispuestos a todo por el bien y la justicia). Algo que, además de agradecerse, resulta muy acorde con la ambientación del film. Lo peor es, posiblemente, la trama romántica: de interés nulo, introducida por calzador y sin ninguna clase de desarrollo dramático (simplemente, a partir de cierto momento, Michael y Selene se enamoran y ya está)

Y ya que hablamos de la ambientación, pasaré al aspecto técnico. El tan cacareado entorno gótico de la película, con sus rascacielos con gárgolas, y en medio de una noche eterna, no es nada más y nada menos que lo que hemos visto en películas como “Blade 2”, o “Dark City”, solo que en éstas resultaba más novedoso, y venía respaldado por el trabajo de gente como Guillermo del Toro (fan irredento del cómic mas gótico y pulp de la actualidad: HellBoy- no en vano va a realizar su adaptación al cine) y Alex Proyas (cuyo “El Cuervo” sentó la base del gótico- punk en el cine y se convirtió en película de culto). Además, las escenas de acción que deberían acompañar al aspecto artístico me parecieron un tanto sosas y torpes- aunque no tanto como en SWAT; Dios nos libre- y desde luego tenían cierto aspecto un tanto “matrixero” (no muy desarrollado, claro, pues el presupuesto no daba para más), pero eran moderadamente divertidas. Un aspecto a recalcar es el hecho de que se mezcló animación con ordenador y prótesis de látex en la realización de las escenas de acción- principalmente con los Lycans. Afortunadamente, están bien realizadas y no se nota mucho.

Y ya, por fin, hablaré de la parte en la que más hace agua la película: las interpretaciones. Soy un gran fan de “Matrix”, pero tengo que admitir que las interpretaciones no son el punto fuerte de la saga, especialmente de la primera; suelen ser frías y un tanto distantes. Digo esto porque las interpretaciones de los actores en “Matrix” me parecieron dignas de un Oscar en comparación con las de “Underworld”. Kate Beckinsale se pasea por la película con una cara de cabreo continuo, usando los mismos músculos de la cara tanto cuando pelea con los Lycans como cuando besa a Scott Speedman, algo que hiere de muerte a la ya de por sí insustancial trama romántica. Del resto de actores mejor no hablar, pues su expresión continua de “¿Qué hago yo aquí?” es digna de la risa o de la lágrima, dependiendo del estado de humor en el que te encuentres. Otro punto que no me gustó, más por motivos personales que por otra cosa (atención, ciertas personas podrían considerar SPOILERS lo que voy a decir; yo no lo veo así, pero aún así lo advierto), es la batalla final contra los Lycans- otra cosa que no podía faltar. Según películas, cuentos y demás métodos de transmisión de historias, el hombre lobo siempre se ha reflejado como una auténtica máquina de matar, una picadora de carne con patas (incluso en el propio juego de rol “Vampiro: La Mascarada”, un hombre lobo medio es capaz de ventilarse sin muchos esfuerzos a media docena de vampiros normalitos). Entonces, ¿Cómo se puede entender que en la película caigan como auténticos paquetes? Es algo que a mi no me cabe en la cabeza, la verdad.

En resumen, una película en la que si pones las expectativas al mínimo puedes divertirte un poco, pero nada más- algo parecido con lo que ocurría con “La liga de los Hombres Extraordinarios”, con la salvedad de que, al no estar basado expresamente en una obra maestra del cómic ni en nada por el estilo, te ahorras el cabreo y los pensamientos del tipo “podría haber sido...” que suelen seguir al visionado. Si quieres ver vampiros peleándose en un ambiente gótico- punk, recomiendo que mejor alquiles alguna de Blade, que por lo menos son más divertidas.

Calificación: 5

Antonio

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