Película del Mes: Re-Animator

La fallecida crítica de cine Pauline Kael alguna vez dijo algo así como: "No podemos esperar que todas las películas sean gran arte cinematográfico; si no aprendemos a apreciar la buena basura, no hay razón para ir al cine". Yo no sólo comparto esta opinión, sino que la he adoptado como personal visión del entretenimiento popular. Prefiero por mucho ver una honesta cinta de horror, de recursos limitados pero hecha con mucho entusiasmo, que una presuntuosa cinta "de arte", obtusa y manipulativa, reemplazando auténtica visión creativa por mero elitismo intelectual.

"Re-Animator" es una de esas películas de arte. ¡No!... me equivoqué... "Re-Animator" es una de esas películas pequeñas, hechas con poco dinero pero con gran corazón. Tanto corazón, de hecho, que la sangre se desborda en la pantalla, amenazando con ahogarnos, si es que la risa no nos mata primero.

"Re-Animator" no es una comedia, pese a lo que se pudiera creer. Al igual que la venerada "An American Werewolf in London", ambas son sumamente respetuosas del género de terror, en el que están firmemente establecidas, pero su excéntrico sentido del humor les da un nivel adicional, que a la vez se burla de las convenciones del género mientras que las sigue puntillosamente, encontrando nuevos enfoques para mostrarnos las viejas ideas. Digamos que con los mismos huesos forma un esqueleto distinto. Luego le da vida y lo deja correr por los pasadizos de nuestra imaginación. Sangrando. Y aullando.

La trama de esta cinta está vagamente basada en la serie de cuentos cortos "Herbert West: Reanimator" del extraordinario escritor Howard Philip Lovecraft. No forma parte de los famosos "Mitos de Cthulhu", pero comparte sus típicas descripciones desesperadas de los horrores del más allá, esta vez traídos por la Ciencia Fuera de Control. Al principio de "Re-Animator" conocemos a Herbert West (Jeffrey Combs), un intenso estudiante de medicina que es expulsado de Suiza por sus atroces experimentos sobre la vida y la muerte. Así llega a la Universidad Miskatonic, en Arkham, Massachussetts (los fans de Lovecraft reconocerán el nombre) donde en cuestíon de días reinicia sus experimentos, con ayuda de su compañero de cuarto y amigo estudiante Dan Cain (Bruce Abbott). Sin embargo Megan (Barbara Crampton), la novia de Cain, percibe algo siniestro en West, y cuando el rector de la facultad de medicina se entera de las investigaciones clandestinas que el dúo efectúa, decide expulsarlos de la institución. Pero West está demasiado cerca del éxito para permitir que bloqueen su avance, por lo que, auxiliado por Cain, comienza a experimentar inyectando su líquido resucitador en los cadáveres en la morgue de la Universidad. Los resultados son a la vez funestos y exitosos... el rector termina como zombie, y el Dr. Carl Hill (David Gale) pretende robarse la mágica fórmula reanimadora de West. Para evitarlo, West decapita al Dr. Hill, pero no puede resistirse a experimentar en un cadáver tan fresco. Desafortunadamente el Dr. Hill, o al menos su cabeza, conserva la conciencia necesaria para lograr su plan original: robarse la fórmula y de paso secuestrar a Megan, de quien estaba secretamente enamorado. Así, West y Cain deben enfrentar un ejército de zombies para rescatar la fórmula y a la muchacha de las garras del "fragmentado" Dr. Hill.

Aunque tal vez pertenezcan al mismo sub-género, "Re-Animator" es muy distinta de las películas de zombies de George A. Romero ("Night of the Living Dead", "Dawn of the Dead" y "Day of the Dead"). Mientras que la "Trilogía de los Muertos" son ensayos sobre la decadencia social y el consumismo, "Re-Animator" es una simple fábula moralizante sobre los peligros de la ciencia sin respaldo ético. Pero con sangre, desnudos y negrísimo humor.

Gran parte de "Re-Animator" sería profundamente perturbadora si no fuera por el subversivo sentido del humor que encuentra gracia en los más sanguinolientos eventos. Y estoy seguro de que eso le ha dado la tremenda longevidad que disfruta. Si hubiera sido una película solemne, de terror puro, tal vez hubiera llamado la atención por los extremos efectos especiales, pero nada más. Sin embargo, el balancarse entre la comedia y el horror le han dado una dimensión que la pone de lleno en el salón de la fama de las películas de culto, que tan frecuentemente se disfrutan tanto por lo que son como por lo que no lograron ser.

Y hablando de efectos especiales... hasta que Peter Jackson sorprendió al mundo en 1992 con su obra magna "Dead Alive" (también conocida como "Braindead"), "Re-Animator" contaba tal vez con los más surrealistas efectos de sangre y vísceras. El genio de Carl Buechler logró con látex y gelatina lo que muchas superproducciones modernas intentan ahora obtener con fláccidos efectos digitales. La sensación de repulsión y fascinación que consiguió Buechler con sus grotescas creaciones forman parte importante del encanto de "Re-Animator", y serán para siempre testimonio de que la creatividad en los efectos especiales está en la gente que los produce y no en las sofisticadas herramientas que utilizan.

El elenco de "Re-Animator" tal vez no haya ganado premios de actuación, pero cumplen su labor con gran decoro y gusto. Desde los veteranos Robert Sampson y el ya fallecido David Gale hasta los jóvenes Jeffrey Combs, Bruce Abbott y Barbara Crampton, todos disfrutan sus papeles y aún en las ocasiones en que son víctimas de la sobreactuación, siempre logran mantenerse fieles a los personajes.

El director Stuart Gordon y el productor estrella Brian Yuzna lograron con su esfuerzo un producto único en los anales del cine fantástico, rebosante de personalidad y energía, lo que dejó prendados a los espectadores hace casi veinte años y que sigue fascinando a los auténticos conocedores del cine de terror. Y con rumores de una próxima secuela ("Beyond Re-Animator"), sin duda el espíritu de esta gran obra seguirá persiguiéndonos por mucho años.

Pablo del Moral