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The Roaring Twenties
(The Roaring Twenties)
Warner Bros., 1939
104 minutos

Dirigida por Raoul Walsh
Escrita por Jerry Wald, Richard Macaulay y Robert Rossen, basados en la historia corta de Mark Hellinger
Editada por Jack Killifer

Elenco:
James Cagney .... Eddie Bartlett
Priscilla Lane .... Jean Sherman
Humphrey Bogart .... George Hally
Gladys George .... Panama Smith
Jeffrey Lynn .... Lloyd Hart
Frank McHugh .... Danny Green
Paul Kelly (I) .... Nick Brown
Elisabeth Risdon .... Sra. Sherman

Imágenes © 1985 MGM

Cuando se habla de películas clásicas de gangsters, sin duda los primeros nombres que vienen a la mente son "Scarface" (la versión de 1932, desde luego), "White Heat" y "Angels With Dirty Faces". Sin embargo, en mi opinión, es "The Roaring Twenties" la cumbre del género. Mientras que otras películas de tema similar se hicieron a principios de los años treintas, cuando los hechos que retrataban aún sucedían afuera del cine, "The Roaring Twenties", de 1939 tuvo el beneficio de dejar transcurrir una década, durante la cual los eventos de la prohibición y la Gran Depresión fueron tomando nueva forma en el contexto de la historia norteamericana. La cinta tiene incluso un prólogo que me parece profético, en vista de la nueva ola de delincuencia y crimen que el tráfico de drogas ahora produce, 60 años después de su estreno. El periodista Mark Hellinger, que siguió de cerca los hechos del pandillerismo, extorsión y corrupción provocados por la prohibición de alcohol, escribió:

"Tal vez en una fecha distante nos encontraremos con otro perído similar al que se muestra en este relato. Si eso ocurre, rezo para que recordemos los eventos aquí retratados. En esta película, los personajes son compuestos de personas que conocí, pero las situaciones realmente ocurrieron. Dulces o amargos, los recuerdos se hacen más preciosos conforme avanzan los años. Esta cinta es una memoria... y estoy agradecido por ello."

"The Roaring Twenties" está basada en la historia real de Larry Fay y su amiga Texas Guinan, y de su ascenso en las filas del crimen organizado de Nueva York durante la prohibición, pero los nombres de personas y lugares han sido cambiados. Así, al iniciar la cinta vemos a un trío de amigos luchando en las trincheras de Francia durante la Primera Guerra Mundial. Eddie Bartlett (James Cagney) parece ser un tipo honesto y humano, que no está muy de acuerdo con la matanza, pero que ante todo desea sobrevivir y regresar a casa. George Hally (Humphrey Bogart) es un cínico y desalmado soldado, que parece gustar demasiado de la matanza de las tropas enemigas; finalmente, Lloyd Hart (Jeffrey Lynn) es un novato asustadizo y débil, cuya educación universitaria lo pone en franca desventaja ante sus sagaces amigos. Eventualmente la guerra termina, y el trío regresa a casa, cada cual por su lado. Eddie regresa a Nueva York, pero por ser parte del último embarque de tropas, su recepción es fría e indiferente. Los desfiles victoriosos fueron para los primeros en regresar triunfantes. Su llegada, en cambio, no interesa a nadie. De inmediato trata de recuperar su antiguo trabajo como mecánico, pero su ex-jefe le da la cruel noticia de que el mundo ya cambió; el auge económico que la guerra trajo se está extinguiendo y los trabajos son escasos. Desilusionado, Eddie se encuentra con un antiguo amigo, que le ofrece compartir un pobre cuartucho, y el turno de la noche del taxi que maneja. Eddie está agradecido; no es lo que él planeaba, pero al menos tiene casa y trabajo.

Mientras tanto, el Acta Volstead entra en efecto, prohibiendo la manufactura y venta de licor en los Estados Unidos. Inmediatamente comienza el tráfico ilegal de alcohol, y las fortunas potenciales esperando a los audaces "empresarios" inspiran sanguinarias guerras entre los criminales locales, todos con deseos de afianzar su lugar en la cadena del contrabando. Por azar, como conductor de taxi, Eddie se empieza a mezclar con algunas bajas figuras del hampa, que lo quieren utilizar como mensajero. Así conoce a Panama Smith (Gladys George), anfitriona de un "speakeasy" (como se denominaban los bares clandestinos). Por su inexperiencia, Eddie es arrestado junto con Panama cuando entrega una botella de ginebra. Ante la ley, Eddie declara que Panama no tiene nada que ver en el asunto, y es liberada, mientras que él enfrenta dos meses de prisión. Pero a los pocos días, Panama, agradecida, paga la multa de Eddie y lo libera. Así, bajo la tutela de la experimentada mujer, el joven comienza su ascenso en el mundo criminal. Con su experiencia como chofer se da cuenta de que un taxi sería el frente perfecto para distribuir licor, y en poco tiempo tiene una flotilla de vehículos con los que provee de alcohol barato a gran número de bares y clubes secretos. Su negocio prospera tanto que incluso contrata a Lloyd, su antiguo amigo de la guerra, para que sea su abogado y contador, en quien tiene toda la confianza de depositar la administración de su pequeño imperio criminal. Lloyd no está muy seguro de querer pertenecer al hampa, pero el dinero es fácil y abundante, y finalmente cae en la tentación. Por un tiempo todo parece funcionar bien. Dentro del hampa, Eddie se podría considerar un buen hombre, justo y honesto que no busca aprovecharse de nadie. No consume alcohol (siempre pide leche en los bares) y trata bien a sus empleados. Panama se ha convertido en su mejor amiga y confidente, pues reconoce en Eddie un alma gemela, esencialmente buena, pero metida en un mal negocio más por necesidad que por inclinación natural. Entonces Eddie conoce a Jean.

De hecho ya la conocía. Como parte de un esfuerzo por moralizar a las tropas durante la Primera Guerra Mundial, se implementó una campaña para que un gran número de mujeres jóvenes escribieran a los soldados en el frente, para darles ánimos y estimularlos. Años atrás Jean le escribió a Eddie, y cuando éste volvió de la guerra, inmediatamente fué a casa de la joven para conocerla y, de ser posible, iniciar una relación romántica. Pero cuando se conocen, resulta que Jean es casi una niña, aún en preparatoria, y Eddie pierde todo entusiasmo por la chica. Pero ya pasaron varios años, y ahora Jean es una incipiente cantante y corista, trabajando como extra en una revista musical. Eddie se enamora inmediatamente de la muchacha y, utilizando su dinero e influencias, hace que avance la carrera de la joven como cantante en el bar de Panama. Pero pronto se vuelve obvio que, aunque Jean está agradecida por la atención de Eddie, realmente no lo ama; ella está interesada en Lloyd, el recto abogado. El interés es mutuo, pero ambos tienen que ocultarlo para no lastimar a Eddie.

Mientras tanto, Eddie quiere ampliar su negocio de tráfico de alcohol, por lo que solicita asociarse con la mafia italiana. Ellos rechazan su oferta, pues lo consideran un minorista sin importancia. Entonces, para desquitarse, Eddie y sus mejores hombres se apoderan de un cargamento de licor que entra a la ciudad por barco. ¡Pero el capitán del barco resulta ser George, el cínico soldado que Eddie y Lloyd conocieron en la guerra! George tiene entonces la idea de traicionar a su actual jefe italiano y unirse a Eddie. Sus conocimientos sobre la transportación del alcohol complementarán perfectamente las estrategias de distribución de Eddie, y juntos podrán ampliar su cobertura en la ciudad.

Efectivamente, el plan resulta, pero a costa de incrementar la violencia con la que se enfrentan a otras bandas. Hasta el momento, Eddie prefería hacer todo "por las buenas", ofreciendo sobornos y trabajando en las sombras. Pero George prefiere la fuerza, y cuando se han apilado suficientes muertes, el abogado Lloyd decide separarse del grupo y revelar su amor por Jean. Eddie queda devastado, pero aunque George quiere matar al tipo por poseer demasiada información sobre la operación, Eddie insiste en dejarlo vivir para que Jean sea feliz. Por primera vez, Eddie se emborracha, y Panama se da cuenta de que ha comenzado su ruina.

Eventualmente llega la gran depresión de 1929 lo cual, sumado a la revocación de la Prohibición, da un golpe letal a las organizaciones de contrabando de licor. Ahora Eddie queda reducido a manejar nuevamente un taxi, luego de que su ex-socio George lo extorsionó para tomar control de la flotilla cuando se desmoronó el negocio del alcohol. Un día, Eddie recoge a un pasajero... ¡Es Jean! Ella lo reconoce y lo invita a su casa. Jean se casó con Lloyd y ahora son felices en una gran mansión. Eddie se marcha destrozado. Lloyd es asistente del Fiscal de Distrito, y está ocupado buscando evidencia para arrestar a George, quien se entera de ello y amenaza a Jean con matar a su esposo e hijo si Lloyd no detiene la investigación. Jean, desesperada, busca a Eddie para pedirle ayuda, creyendo que sus contactos en el bajo mundo podrían ayudarles. Eddie intenta hablar con George, pero en una violenta confrontación, el taxista mata al gangster y sale huyendo. Panama se entera de lo ocurrido y busca a Eddie, tal vez para confesar el amor que todos estos años ocultó, pero cuando al fin lo encuentra es demasiado tarde... los hombres de George han aplicado su fría venganza. Un policía le pregunta a Panama que cómo está relacionada con el difunto. Panama contesta "Nunca pude averiguarlo".

Aunque esta historia puede sonar trillada y melodramática, en el momento de su estreno la película causó revuelo por su inusitada intensidad y crudeza. El pausado ritmo de las cintas de esa época no se compara con el frenesí de "The Roaring Twenties", que con agudos y rapidísimos diálogos sumerge al espectador en el surreal mundo del crimen organizado, donde la honestidad y la ética son castigados por los sanguinarios jefes que llegaron al poder pisando a todos en su esfuerzo por tomar el control.

Como fácil punto de comparación para examinar el lugar de "The Roaring Twenties" en la cultura popular, podemos indicar que se realizó en el mismo año que "El Mago de Oz" y "Lo Que El Viento Se Llevó". Es decir, mientras que esas dos cintas eran "blockbusters" que atraían al público con sus simples historias de heroísmo, romance y fantasía, "The Roaring Twenties" sacaba a relucir una verdad más violenta, un recuento de los hechos que apenas unos años atrás acosaban a la sociedad norteamericana.

Pero por encima de su conciencia social, "The Roaring Twenties" es una muestra de que un equipo técnico y creativo trabajando con la visión de un fuerte director, puede producir una película de intensidad y relevancia perennes, pues los temas de amistad, lealtad y corrupción que se manejan siguen tan vigentes hoy como entonces. Aunque no es fácil de conseguir, recomiendo ampliamente esta cinta, especialmente para quienes crean que las películas viejas son aburridas y lentas. "The Roaring Twenties" es mucho mejor que muchas obras policiacas contemporáneas, y está hecha con mucho mayor integridad y ojo artístico. Y desde luego, cuenta con el titánico dúo de James Cagney y Humphrey Bogart, cuya mera presencia es garantía de entretenimiento ¿Qué más se podría pedir?

Pablo del Moral

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