Dirigida por Uwe Boll
Escrita por Guinevere Turner
Editada por Mathias Neumann
Elenco:
Kristanna Loken .... Rayne
Michelle Rodriguez .... Katarin
Matthew Davis .... Sebastian
Ben Kingsley .... Kagan
Michael Madsen .... Vladimir
Billy Zane .... Elrich
Will Sanderson .... Domastir
Normalmente el estreno de una nueva película del Uwe Boll debería traer gozo a los masoquistas fanáticos de este inepto director alemán (como yo). Desafortunadamente parecería que con "Bloodrayne" Boll trató de superarse en su oficio para realizar una película más coherente y asimilable. Mala idea... a pesar de su gran esfuerzo, "Bloodrayne" sigue siendo una cinta irremediablemente mala, pero ya no es tan ridículamente entretenida ni tan involuntariamente hilarante como sus obras anteriores.
"Bloodrayne" está basada en un videojuego que se desarrolla a mediados del siglo veinte, pero supongo que para Boll fue perfectamente lógico ubicar la trama de la película en el siglo dieciocho, donde Rayne (Kristanna Loken), mitad humana y mitad vampiro (propiamente llamada "dhampir") vive matando humanos y bebiendo sangre. Sin embargo, su ambición de venganza contra su padre, el malvado Kagan (Ben Kingsley) la hace unir fuerzas con la Sociedad Brimstone, un grupo de humanos caza-vampiros. Juntos, deberán evitar que Kagan adquiera los tres talismanes que le darán poder total para conquistar al mundo.
No veo por qué Kagan querría conquistar el mundo; sin duda algo tan complicado requeriría que se levantara de su silla, lo cual evidentemente hace sólo en ocasiones muy especiales, como cuando pelea a muerte contra su hija. En fin, se trata del Rey de los Vampiros, así que supongo que tendrá sus razones... quizás sólo quiere una peluca nueva.
Curiosamente, el libreto de "Bloodrayne" fue escrito por Guinevere Turner, famosa cineasta independiente que ha adquirido cierta fama con sus modestas pero divertidas comedias lésbicas. Desgraciadamente, todo el humor y aguda observación que mostró en sus previos libretos brillan por su ausencia en esta trama lenta y pesada, tan soporífera como ver a alguien jugar por horas un repetitivo videojuego.
Si esa era la intención de Boll, mis felicitaciones... lo logró perfectamente bien. Si lo que quería era hacer una película entretenida e interesante...
¿A quién engañamos? Boll no se preocupa por esas sutilezas. Estimo que su trabajo como director es sólo una egocéntrica compensación secundaria de su lucrativo negocio como productor y comerciante. Gracias a una concesión en la ley impositiva alemana, los inversionistas de ese país podían deducir de sus impuestos el 100% de su inversión en obras cinematográficas, e incluso recibían reembolsos del gobierno. Así es como Boll logró producir bodrio tras bodrio a pesar de sus ostensibles fracasos económicos. No obstante, parece que esa conveniente ley ha sido abolida (debido a su constante abuso por parte de empresas deshonestas), así que está por verse si Boll puede continuar su carrera cinematográfica.
Sería una pena que se detuviera ahora, pues a pesar de todo "Bloodrayne" muestra una mejoría sobre sus anteriores películas, al menos en el aspecto técnico. La cinematografía es bastante buena y complementa muy bien las locaciones rumanas; la música parece estar interpretada por una orquesta real, y no por un débil teclado electrónico; y el ensamble de actores que Boll consiguió hace su mejor esfuerzo por no hacer el ridículo. Raramente lo logran, pero al menos lo intentan.
Particularmente notable es Kristanna Loken en el papel protagónico. No diré que la ex-modelo sea una buena actriz, pero ciertamente respeto el compromiso que muestra con su papel. El desempeño físico de Loken no es muy diestro (aunque también podríamos culpar de eso a Boll y su mala dirección de las escenas de acción), pero se nota claramente el entusiasmo y la energía que ella vierte en su personaje. Y no puedo sino admirar a una actriz que logra todo eso aún cuando su director la explota desvergonzadamente en una escena de amor (más bien lujuria) tan gratuita, forzada e innecesaria como la que vemos a la mitad de "Bloodrayne".
En resumen, "Bloodrayne" es tediosa, hueca e inepta como adaptación del popular videojuego. Sin embargo, es marginalmente mejor que las películas anteriores de Uwe Boll, lo cual parece ser un elogio, pero realmente no lo es, ya que en el proceso de "perfeccionamiento" ha perdido gran parte del humor involuntario y excéntrica incoherencia que las hacían divertidas (aunque difíciles de tolerar). El desfile de actores vagamente famosos (y sus pelucas) mantiene el interés por breves momentos, y corre suficiente sangre para satisfacer al más condescendiente fanático del "gore"... pero nada de eso basta para recomendarla. Sin embargo, tengo que felicitar a los sagaces inversionistas alemanes... sin duda tendrán excelente deducciones en el ejercicio fiscal de este año. Al menos alguien se beneficiará con este bodrio.
Calificación: 4