Los Soñadores, por Pablo

No soy gran aficionado a las películas de Bernardo Bertolucci, pero aún así es innegable que este director italiano es uno de los pocos auténticos artistas en el medio cinematográfico que ha logrado conciliar el éxito económico (dentro de lo que cabe) con la independencia que le permite filmar historias inusuales, por lo general repletas de extraños caracteres.

"Los Soñadores" se ajusta perfectamente a esta descripción, y se antoja posible que sea uno de los trabajos más personales de este cineasta, pues aunque revisita algunos temas de relaciones humanas previamente abordados en sus obras (predominantemente "Last Tango in Paris" y "Stealing Beauty"), definitivamente es también una oda al cine, creada por un auténtico fanático de ese inestable medio.

Al principio de "Los Soñadores" conocemos a Matthew (Michael Pitt), un joven norteamericano que está pasando una temporada en París a fines de los sesentas, para aprender francés. Pero en realidad, Matthew es un vehemente aficionado al cine, y pasa sus días viendo todo tipo de películas en el famoso Cinematheque Francais, donde conoce a los hermanos gemelos Isabelle (Eva Green) y Theo (Louis Garrel). Pero luego de establecer una sólida amistad basada en su común afición al séptimo arte, Isabelle y Theo invitan a Matthew a pasar unos días en su casa, ya que los padres saldrán de viaje... y durante su estancia, Matthew descubrirá una nueva faceta de sus amigos, al mismo tiempo que en París empiezan a estallar los disturbios y protestas estudiantiles que pondrían en peligro el gobierno francés.

Durante la primera hora de la película, los aficionados al cine clásico tendrán una gran sonrisa en su rostro. Bertolucci y su elenco rinden homenaje casi continuo a un desfile de cineastas y películas que formaron la base del cine moderno, duplicando o mostrando escenas de películas que van desde "Breathless", que inició la Nueva Ola francesa, hasta "Top Hat", una afable comedia musical de Fred Astaire y Ginger Rogers. Esa es la mejor parte de "Los Soñadores", especialmente cuando expresa que los artistas que daban nueva forma al cine también estaban alterando la conciencia nacional, con todas las consecuencias políticas que ello implicaría.

Durante el resto de la cinta, sin embargo, el director nos encierra en el laberíntico departamento de Isabelle y Theo, y la trama se centra más en la torcida dinámica que existe entre Matthew, y los gemelos, cuya co-dependencia llega a niveles enfermizos. En este extraño ambiente, la presencia de Matthew podría funcionar como catalizador para liberar a Isabelle y Theo de su aislamiento... o podría sumergir al joven norteamericano en el mismo micro-universo de ideas y fantasía. Obviamente este trío de jóvenes representa las diversas facetas de la mente humana, y el triunfo o fracaso de la razón sobre las emociones es el mensaje final de la película, que encontré bastante ambiguo. Pero esto no lo he tomado como una falla del guión, sino como un reto de Bertolucci para que cada persona evalúe las actitudes de los personajes y encuentre su propia respuesta... ¿qué tan lejos se puede seguir una ideología antes de que contradiga a la razón?

El preciso guión del escritor Gilbert Adair y la exuberante dirección de Bertolucci son los puntales sobre los que descansa esta película, pero no se puede ignorar al brillante elenco; Eva Green es tal vez quien más destaca, no solo por su agradable presencia física, sino por la enigmática interpretación que hace de un personaje a la vez vulnerable y dominante. Louis Garrel hace un gran trabajo como el ambiguo Theo, y Michael Pitt (que muchos recordarán por su participación en el finado programa juvenil "Dawson's Creek") realiza perfectamente su papel de norteamericano reprimido y pudoroso.

Y hablando de pudor... es obligatorio también mencionar la intensa sexualidad de la cinta, que ha causado controversia en algunos países. Entiendo por qué... al ver la cantidad de desnudos y prácticas vagamente perversas que muestra la película es fácil quedarse sólo con las imágenes, sin querer entender su propósito dentro del guión. Pero, para crédito de Bertolucci, tales escenas no son gratuito espectáculo voyeurístico, sino que contribuyen en la construcción de los personajes y las relaciones que tienen entre sí.

Aunque me gustó más la primera parte de la película, por mostrar gran entusiasmo por el arte cinematográfico, no puedo negar que la segunda mitad sea hipnótica gracias al gran trabajo del elenco, y al preciso guión, cuya simbología es al mismo tiempo accesible y profunda, mostrándonos no sólo la mente de los protagonistas, sino las condiciones sociales y culturales que originaron uno de los movimientos políticos más importantes del siglo veinte. Ciertamente no será para todos los gustos, pero puedo recomendar "Los Soñadores" con gran vehemencia para todos aquellos ansiosos por ver historias complejas, que reten al público, y que no se conformen con reciclar los mismos argumentos de siempre. Y, desde luego, para fanáticos irredentos del cine.

Calificación: 10

Pablo

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