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Rápido y Furioso: Reto Tokio
(
The Fast and the Furious: Tokyo Drift)
Universal Pictures, 2006
Estados Unidos, 104 minutos

Dirigida por Justin Lin
Escrita por Chris Morgan
Editada por Fred Raskin

Elenco:
Lucas Black .... Sean Boswell
Sung Kang .... Han
Bow Wow .... Twinkie
Brian Tee .... D.K.
Nathalie Kelley .... Neela
Sonny Chiba .... Tío Kamata
Jason Tobin .... Earl
Zachery Ty Bryan .... Clay

Imagen © 2006 Universal Pictures

Aunque no las considero buenas películas (¡especialmente la segunda!), disfruté con cierta moderación de "Rápido y Furioso" y su mediocre secuela, principalmente por la atención que prestaron a los sofisticados vehículos que (mis disculpas a los actores) eran los auténticos protagonistas. No soy particularmente aficionado al automovilismo (aunque me encantan los videojuegos de carreras), pero creo que cualquier persona puede apreciar las apasionantes secuencias de velocidad, caos y destrucción automotriz que ofrecen estas películas. Tal vez por eso es posible disculpar sus predecibles y torpes guiones, lo cual será muy importante para poder disfrutar la tercera parte, "Rápido y Furioso: Reto Tokio".

Esta vez la trama sigue a Sean Boswell (Lucas Black), un joven entusiasta de las carreras callejeras que, durante uno de esos eventos improvisados, termina destruyendo accidentalmente cuantiosa propiedad ajena. La policía lo captura y, como Sean es menor de edad, le ofrece dos opciones: o se muda a Japón para vivir con su padre, o entra a la cárcel por el crimen cometido.

Obviamente Sean elige el viaje a Japón, donde su aislado padre lo recibe con poco entusiasmo. Y para empeorar las cosas Sean tiene que asistir a la escuela, a pesar de no saber una palabra de japonés. Afortunadamente encuentra ahí a Twinkie (Bow Wow), un locuaz norteamericano que rápidamente lo introduce al mundo del "drifting"... carreras callejeras en rutas serpentinas donde los coches deben patinar casi constantemente. Desafortunadamente Sean se pone en conflicto casi de inmediato con D.K. (Brian Tee), el campeón local de drifting... y sobrino de un poderoso jefe de la mafia japonesa. ¿Podrá Sean sobrevivir el conflicto y obtener el respeto de los demás como conductor de drifting?

No hay que esperar nada nuevo en la trama, aunque el director Justin Lin logra ciertos momentos interesantes gracias a las exóticamente mundanas locaciones de la película y a su carismático protagonista. Pero fuera de esos breves momentos podemos esperar los mismos elementos de siempre... el joven rebelde, pero de buen corazón; el gracioso amigo parlanchín; la chica seductora; el estoico mentor; el cruel enemigo... y la carrera final que decidirá todo.

Aceptando que nadie ve estas películas para apreciar el guión, se puede pasar un buen rato con "Rápido y Furioso: Reto Tokio" gracias a las frenéticas secuencias de acción. Lamentablemente no hay tantas como yo hubiera deseado, pero al menos las existentes tienen buen nivel de energía, clara edición y, naturalmente, asombrosas hazañas automovilísticas. En ocasiones tales escenas bordean en el más hilarante ridículo, como una persecución por las concurridas calles de Tokio... realizada casi en su totalidad en el estilo drift. Yo supondría que derrapando constantemente el coche no es un modo muy eficiente de perseguir a alguien, pero eso no detiene a los personajes, quienes nos ofrecen una secuencia veloz y emocionante a pesar de su total falta de credibilidad y sentido común.

Supongo que esa frase puede resumir la cinta completa, y quien acepte las restricciones narrativas de "Rápido y Furioso: Reto Tokio" podrá disfrutar de la delirante acción y del tecno-decadente ambiente de las carreras callejeras en Tokio. Y aunque parece irrelevante comentar sobre el elenco, tengo que mencionar a Lucas Black en el papel protagónico. A diferencia de muchos populares actores jóvenes con buena apariencia pero nula personalidad (el clásico ejemplo es Paul Walker), Black posee talento y carisma suficiente para cargar con la película entera. Si logra escapar el encasillamiento de "galán joven", creo que podría tener una notable carrera como actor de carácter.

Pero, como dije, lo importante son los vehículos, y aunque el drifting sea inherentemente absurdo, se presta muy bien para mostrar la pericia de los conductores especializados, que el director filma con sobriedad y sin abusar de trucos de edición o excesivo estilo. Los automóviles empleados van desde Lancers y Mustangs hasta el exótico VeilSide RX-7 y un impresionante Plymouth Road Runner. Y, como no puede faltar, usualmente están rodeados de guapas chicas que portan las más reveladoras modas japonesas.

Entonces, "Rápido y Furioso: Reto Tokio" no ofrece nada más allá de acción y sofisticados vehículos, complementados por un elenco apropiado pero casi irrelevante. No podría recomendarla por su calidad intrínseca, pero los seguidores de estas películas (y del "drifting") encontrarán bastante diversión en ella, ya sea burlándose de su ignorancia técnica o apreciando la hueca pero emocionante acción. Y, por favor, obedezcan la sugerencia de la película y no intenten hacer "drift" en la calle. Los peatones estarán agradecidos.

Calificación: 7

Pablo del Moral

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