Fórmula 51, por Pablo

En más de una ocasión he escrito acerca de la fuerte y prolongada influencia que el cine de Hong Kong ha tenido sobre el cine moderno de acción. La combinació de temas gangsteriles, dinamismo visual y narrativo, junto con el clásico estilo de edición "MTV", se han homogeneizado para formar una "nueva" estética híbrida, que ha producido unas cuantas buenas películas y muchas malas. Demasiadas, de hecho.

Ahora, en un extraño caso de sinergia, el original y la imitación se juntan en "Fórmula 51". La trama parece tomar elementos de cintas inglesas post-"Pulp Fiction", como "Lock, Stock and Two Smoking Barrels" y "The Circus", y los conjuga con la dinámica visual asiática, todo ello bajo la dirección de uno de los originales directores que en Hong Kong ayudaron a establecer este estilo en los noventas.

Ronny Yu hizo en su tierra obras maestras como "The Bride With White Hair" y su secuela; y aunque su carrera en Norteamérica suene bastante pobre, en realidad creo que, entre sus colegas, él es quien mejor se ha adaptado al ambiente de Hollywood, trabajando en películas como las menospreciadas "Bride of Chucky" y "Warriors of Virtue". No suenan muy dignas, pero son divertidas y no tan pretenciosas y huecas como casi todo lo que John Woo ha hecho de este lado del Pacífico.

Ahora, "Fórmula 51" se integra a su currículum, y aunque cae en las características fallas del género, resulta ser sumamente entretenida, gracias al brillante elenco que Yu reunió. La historia muestra la lucha entre gángsters (norteamericanos e ingleses) por tomar posesión del genio de la química Elmo McElroy (Samuel L. Jackson) y de su más reciente creación, una poderosísima droga llamada P.O.S. 51, la cual podría representar ganancias de millones de dólares para quien controle su producción y distribución.

Pero la trama es apenas una excusa para dejar que los coloridos personajes se posesionen de las escenas, comportándose de la manera más "cool" posible. El sólido ensamble de actores (y actriz) convierten este refrito de acción en una divertida comedia, en la que el estilo lo es todo.

¿Qué se puede decir de Samuel L. Jackson? Aún cuando el material narrativo es tan pobre como en "Fórmula 51", la personalidad de este actor y su magnética presencia mejoran hasta los más pedestres diálogos. El intenso Robert Carlyle se roba cada escena en la que participa, y es un placer verlo en sus múltiples confrontaciones con Jackson... y de hecho con todos los miembros del elenco. De Emily Mortimer no sabía nada, pero su interpretación de una hábil asesina a sueldo muestra una precisa combinación de ferocidad y vulnerabilidad, que la hacen un personaje muy atractivo, incluso cuando está acribillando a sus "clientes". Rhys Ifans, como el excéntrico traficante Iki, mantiene el balance entre la demencia... y algún otro tipo de demencia. Excelente trabajo; no lo llamaría realmente actuación, sino exageración controlada. Finalmente tenemos a Meatloaf como el violento gángster Lizard. Usualemente los músicos convertidos en actores no funcionan muy bien, pero Meatloaf es una muy honrosa excepción. Entre este papel y el de "Bob" en "Fight Club", ha demostrado auténtico talento y carisma en la pantalla grande.

Que quede claro... "Fórmula 51" no es una buena película. Pero los actores son tan dinámicos y entusiastas que es difícil no dejarse llevar por las interpretaciones, y no es sino hasta horas después que nos damos cuenta de que la historia es ridícula y tan profunda como el papel en el que se escribió. Sin embargo hay gran diversión en esta película, y quien sepa bajar selectivamente sus estándares experimentará un rato muy entretenido y satisfactorio.

Calificación: 8

Pablo

Manda tus comentarios por correo o visita nuestro Foro de Mensajes

Fórmula 51 (Formula 51)

Fórmula 51
(Formula 51)