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Por lo general no acostumbro comer palomitas en el cine porque me irritan la garganta. Aunque me gusta su sabor, las características secundarias de esa golosina me son sumamente desagradables. No sé que sea lo que hace que me irriten la garganta... ignoro si es algún ingrediente, o la textura algo pegajosa, o el exceso de sal que usualmente acompaña a una porción de las palomitas servidas en la bolsa. Además de eso, las "pieles" del maíz reventado tienen la horrible costumbre de enterrarse entre los dientes, y si se cuenta con una dentadura de cavernícola como la mía, el problema se acentúa y en casos extremos requiere un concienzudo trabajo de excavación y desalojamiento de la materia ofensiva usando tan sólo el palillo de plástico que viene con mi navaja suiza, o si el trabajo es demasiado delicado, una esquina del boleto de entrada a la sala.
Tal vez haya quien alegue que con un frío y dulce refresco todo esto se soluciona, pero tengo varios problemas también con las bebidas gaseosas de venta en las concesiones de los cines: primero el sabor; para empezar no me gusta tomar refrescos o sodas; la idea de mezclar gases con líquidos (además de su atractivo científico - ¿cómo diablos lo hacen?) me parece absurda: llenan el estómago demasiado rápido y las descargas corporales del exceso de gas... bueno, no vayamos por ese camino. Adicionalmente, el agua que se usa con los concentrados para elaborar la soda "de maquinita" parece tener sólo dos estados: a) asquerosamente sucia, al grado de dejar depósitos de lo que parece tierra en el fondo del vaso y b) tan tratada que deja por horas un agrio sabor a cloro en la boca.
Y no hablemos de las golosinas en caja... aunque por lo general disfruto más de las famosas "SweetTarts", "Red Vines", "Nerds" y demás fuentes de azúcares malignos, los precios son poco menos que escandalosos. Por lo que cuesta la más pequeña caja podría comprarme una dotación semanal del mismo dulce en cualquier tienda de autoservicio.
Y ya que estamos en el tema, pasemos a los nachos. La generalizada utilización de "quesos" cada vez más y más artificiales han orillado a algunas concesiones a cambiar sus carteles con la leyenda "nachos sabor a queso", pues no hay ley (ni siquiera en mi país) que permita el más atractivo pero eminentemente falso "nachos CON queso". Si en el futuro algún arqueólogo desentierra mi momificado cuerpo (suponiendo que no muera como deseo: montado en una bomba atómica como en la inolvidable escena con Slim Pickens en "Dr. Strangelove") encontrará una sólida masa de material amarillento que ya desde ahora seguramente recubre el interior de mi estómago como resultado de los múltiples snacks de "nachos sabor a material que a obscuras y con la lengua llagada recuerda levemente algo similar al queso" que en innumerables ocasiones he consumido a guisa de desayuno cuando atiendo alguna matineé sin haber tenido tiempo de desayunar en casa.
En resumen: la comida del cine es desagradable, de mala calidad y poco saludable,
pero en ocasiones indispensable para completar la experiencia, cuando la película
lo permita. Lo cual me recuerda: "Glitter" es tal vez la peor película del
año, repleta de clichés dentro de clichés y una muestra más de que es la mercadotecnia
la que controla Hollywood. Mala película para disfrutar de golosinas, pues
la ridiculez de la historia, las actuaciones y la falsedad general de todo
invitará al estómago a regalarnos con violentas arcadas orientadas a echarle
una segunda mirada a los contenidos del mismo. Afortunadamente en esta ocasión
sólo compré agua embotellada.
Calificación: 1
Imagen © 2001 20th Century Fox
20th Century Fox, 2001
104 minutos
Dirigida por Vondie Curtis-Hall
Escrita por Cheryl L. West y Kate Lanier
Editada por Jeff Freeman
Elenco:
Mariah Carey .... Billie Frank
Max Beesley .... Julian 'Dice' Black
Da Brat .... Louise
Tia Texada .... Roxanne
Valarie Pettiford .... Lillian Frank
Ann Magnuson .... Kelly
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