Dirigida por Joon-ho Bong
Escrita por Chul-hyun Baek, Joon-ho Bong y Jun-won Ha
Editada por Seon Min Kim
Elenco:
Kang-ho Song ... Park Gang-Du
Hie-bong Byeon ... Park Hie-bong
Hae-il Park ... Park Nam-il
Du-na Bae ... Park Nam-Joo
Ah-sung Ko ... Park Hyun-seo
"El Huésped" comienza con una secuencia de acción a la vez increíblemente poderosa e indescriptiblemente bella. Pero sospecho que tal belleza sólo será apreciada por los aficionados al cine asiático de monstruos gigantes.
Este género fílmico (también conocido como "kaiju") ha sido víctima de su propio éxito, convirtiéndose en el bufón del cine fantástico con sus frecuentemente confusos guiones y sus primitivos (algunos infieles dirían "ridículos") efectos especiales. Pero, si nos remontamos a su génesis con la original "Gojira", allá por 1954, podemos ver que alguna vez este sub-género funcionó como una válida y relevante metáfora de mensajes sociales demasiado dolorosos o complejos para expresar en forma de entretenimiento popular. Y ahora, cincuenta años después, el director coreano Joon-ho Bong se atreve a apostar que el público será lo suficientemente sofisticado para reconocer sus alegorías políticas y sociales, adornadas con monstruos gigantes y científicos malignos.
La secuencia inicial que previamente mencioné se desarrolla a las orillas del río Han, en la ciudad de Seúl, donde encontramos a la familia Park atendiendo su pequeño negocio de comida rápida. Así, el irresponsable Gang-Du (Kang-ho Song), su hija Hyun-seo (Ah-sung Ko) y el abuelo Hie-bong (Hie-bong Byeon) sirven pulpos fritos a los paseantes que disfrutan el plácido río, y al mismo tiempo ven en televisión un torneo de arquería, donde Nam-Joo (Du-na Bae), hermana de Gang-Du, compite por un importante título. Pero mientras la familia Park está distraída, los turistas y paseantes ven algo inusual en el río... un monstruo reptiloide del tamaño de una casa, que rápidamente llega a tierra firme, persiguiendo y aparentemente devorando a cuanta persona encuentra en su camino.
Para detener la masacre, algunas personas tratan de combatir al monstruo, y aunque no logran matarlo, lo hieren, y Gang-Du es salpicado por la sangre de la criatura, que huye rápidamente... llevándose a la joven Hyun-seo en sus fauces.
Desesperados por la muerte de la niña, la familia Park asiste a un improvisado servicio fúnebre para todas las víctimas del monstruo, donde reciben otra devastadora noticia: la bestia es portadora de un extraño virus, y es muy probable que la familia Park esté infectada...
"El Huésped" (la traducción real del título es "El Portador" o "El Anfitrión", pero supongo que poner un nombre en español que expresa exactamente lo opuesto es el trabajo de los distribuidores fílmicos) emplea la vieja fórmula de "hombre contra la naturaleza" para transmitir su predecible mensaje ecológico; pero más allá de eso, hace una velada crítica a la política norteamericana y a su obsesión por controlar todos los aspectos posibles de los países que, amistosa u hostilmente, ha intervenido.
Y aunque disfruté intensamente la combinación de sátira política y monstruos gigantes, "El Huésped" tiene algunas fallas que impiden que sea totalmente satisfactoria.
El más obvio problema es la irregularidad de su tono. Cuando el monstruo está en pantalla, la película funciona perfectamente bien como energética aventura en la que una familia disfuncional organiza sus esfuerzos (a veces accidentalmente) para combatir una amenaza común. Pero los momentos dramáticos más íntimos son muy confusos, pues cruzan libremente la línea entre patético drama y exagerada comedia, de modo que no funcionan ni como uno ni como el otro. Sospecho que podría influir en esta percepción una sólida barrera cultural que evita que los estúpidos extranjeros, como yo, asimilen totalmente la intención y contexto de las emociones mostradas. Sea como sea, la parte media de la película es clara y precisa en el sentido narrativo, pero inestable y confusa en su tono y manejo de emociones.
Por lo demás, "El Huésped" es enormemente entretenida, y respalda con buenas ideas las fantásticas imágenes creadas por el estudio norteamericano The Orphanage, quien junto con Weta y algunos artistas locales contribuyeron a crear los excelentes efectos especiales de la película. Quizás el final no me gustó del todo, pero respeto las razones del director, pues no traicionó a sus personajes ni a la trama sólo para llegar a un artificial final feliz. Pero debo advertir que habrá que saltar algunas barreras culturales para apreciarla plenamente. Creo que vale la pena.
Calificación: 8.5