El Embajador del Miedo, por Pablo

El director Jonathan Demme tuvo una interesante carrera en cine independiente durante los setentas y ochentas, cuando hacía principalmente comedias con un muy particular sentido del humor (como "Melvin and Howard", de 1980; "Swing Shift", de 1984; y "Something Wild", de 1986). Fue hasta principios de los noventas cuando Demme encontró gran fama y reconocimiento gracias a "The Silence of the Lambs" (1991). Pero, lejos de aprovechar su nueva fama, a continuación este director se sumergió en proyectos muy personales de nulo éxito crítico o económico. Cintas como "Beloved" (1998) y "The Truth About Charlie" (2002) pasaron desapercibidas por las audiencias generales, e incluso su famoso documental "The Agronomist" (2003) sólo encontró espacio en selectos festivales de cine. Por eso ahora es extraño verlo de regreso con una cinta de elevado perfil, y aunque el resultado no es perfecto, al menos Demme ha entregado con "El Embajador del Miedo" un thriller moderno e interesante, con algunos obvios pero válidos comentarios sobre la política estadounidense.

La película se centra en dos hombres: Ben Marco (Denzel Washington) y Raymond Shaw (Liev Schreiber); ambos sirvieron juntos en la Guerra del Golfo Pérsico, donde Shaw destacó por su valor y heroísmo. Ahora, quince años después, Marco está teniendo extrañas pesadillas que le sugieren que durante la guerra ocurrieron cosas extrañas, en las que Shaw también estuvo implicado. Pero Shaw es ahora un prestigiado Senador, a punto de convertirse en el nuevo Vicepresidente de los Estados Unidos, y será difícil convencerlo de que algo inusual sucedió durante su servicio en la guerra. Y si a eso agregamos que la implacable Eleanor Shaw (Meryl Streep), madre de Raymond, está determinada a ver a su hijo en la Casa Blanca, será muy difícil para Marco y sus limitados recursos el descubrir la verdad de su mutuo pasado.

Como mucha gente sabrá, esta versión de "El Embajador del Miedo" es un "re-make" de la clásica cinta de 1962, dirigida por John Frankenheimer y con Frank Sinatra en el papel principal. Pero para crédito de Demme y su equipo de guionistas, sólo el tema general se preserva, ya que han cambiado la historia lo suficiente para darle nueva energía, modernizando los temas que toca y agregando una pizca de especulación científica que se antoja posible y hasta inevitable. Por lo tanto, incluso quienes hayan visto la cinta original encontrarán novedad e interés en esta nueva versión.

"El Embajador del Miedo" se ha estrenado en el momento justo de la historia, pues su trama hace eco de las acusaciones hechas a diversos gobiernos del mundo (y Estados Unidos en especial) de estar controlados por intereses comerciales y omnipotentes corporaciones multinacionales. Mientras que la cinta original pintaba de villanos a los comunistas, aquella vieja amenaza palidece ante el muy real control de corporaciones industriales, bancarias y militares.

Tal mensaje puede ya sonar un poco cansado, luego de escuchar las denuncias de Michael Moore (y múltiples investigadores) contra George W. Bush, pero sigue siendo válido y relevante, además de ofrecer buen material de análisis que sin duda se quedará en la cabeza luego de haber visto la película.

Otra cosa que sin duda se recordará son las brillantes actuaciones que adornan "El Embajador del Miedo". Curiosamente, Denzel Washington es quien menos destaca, tal vez porque su actuación es la más sutil y relajada; y con excepción de un par de escenas (como la inolvidable mordida), su personaje parece demasiado centrado para albergar las extrañas sospechas que sugieren sus sueños. Pero esa sutileza es compensada plenamente por Meryl Streep en el papel de la madre del Senador Shaw. Aunque aprecio la técnica de Streep, nunca he sido gran aficionado a su trabajo, porque frecuentemente lo encuentro demasiado estudiado y carente de emoción; no obstante esta vez, posiblemente imitando a Hillary Clinton, Streep entrega un personaje cien por ciento creíble, cuya intensidad es tan clara en los momentos tranquilos como en los aspavientos dramáticos que tanto parece disfrutar esta actriz. Y finalmente tenemos a Liev Schreiber; este actor ha hecho carrera en cine independiente, ocasionalmente incursionando en películas de alto perfil, pero sin destacar demasiado. Por eso ahora sorprende con su indiscutible talento, ya que tal vez tiene el papel más difícil de la cinta, en el que el más mínimo cambio de expresión debe transmitir muchas cosas sobre su personaje, cosa que logra admirablemente bien. No estoy seguro de que Schreiber llegue a ser una "estrella", pero ciertamente es un sólido actor de carácter que siempre logra elevarse sobre el material con el que trabaja. Ojalá lo veamos más seguido en cintas grandes.

Y aunque no sea propiamente un actor, siempre es un placer ver al director Roger Corman en pantalla; como en casi todas sus obras, Demme invita a este seminal director a hacer acto de presencia en un pequeño papel, y "El Embajador del Miedo" no es la excepción.

Otra cosa que destaca en la película es su diseño de audio. Para hacernos partícipes de la confusión y paranoia del protagonista, el equipo técnico ha creado un tapiz auditivo sobresaliente, no siempre claro, pero invariablemente perturbador e hipnótico. Y eso, añadido a la claustrofóbica dirección de Demme, forma parte importante de la experiencia al ver esta cinta.

En el lado negativo, creo que la película es innecesariamente larga, y hay un par de complicaciones en la trama que no conducen realmente a nada, y que pudieron omitirse para mayor claridad e impacto de la historia principal (como el personaje de Rosie). Además, los nuevos elementos del argumento me parecieron demasiado similares a la novela "Interface", de "Stephen Bury" (pseudónimo del brillante escritor Neal Stephenson)... pero supongo que será coincidencia.

"El Embajador del Miedo" es un competente thriller político que tal vez no supere a la ilustre versión previa, pero que ofrece suficientes novedades para entretener tanto a audiencias nuevas como a aquellos familiarizados con la cinta original. Además, presenta el excelente trabajo de su notable elenco, y podría señalar el regreso de Jonathan Demme al cine comercial, lo cual sería bastante bueno por sí mismo. Sólo resta decir que, como complemento de esta película, sugiero hacer una búsqueda en internet de MK-ULTRA, el auténtico programa de control mental de la CIA... verán que, como siempre, la realidad es mucho más extraña que la ficción.

Calificación: 8

Pablo

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