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Mi Primera Boda
(
My First Wedding)
Bespoke Films, 2004
Canada/Reino Unido
94 minutos

Dirigida por Laurent Firode
Escrita por Joan Carr-Wiggin

Elenco:
Rachael Leigh Cook ... Vanessa
Kenny Doughty ... Nick
Paul Hopkins ... Andre
Valerie Mahaffey ... Grace
Caroline Carver ... Sandy

Imagen © 2004 Bespoke Films

Durante los primeros treinta minutos de "Mi Primera Boda" traté de dormirme para escapar la tortura que representa esta cinta, pero el impredecible Morfeo se negó a concederme su favor, y me mantuvo cruelmente despierto durante la interminable hora y media que usan el director Laurent Firode y la escritora Joan Carr-Wiggin para castigarnos con sus estúpidos y desagradables personajes y su forzadísima trama. Supongo que finalmente me alcanzó el karma por haber elogiado "Dude, Where's My Car".

La trama de "Mi Primera Boda" comienza con la típica confusión que impulsa incontables comedias románticas: buscando tranquilidad espiritual, la joven Vanessa (Rachel Leigh Cook) acude a una iglesia para confesar sus pensamientos impuros. Resulta que Vanessa se casará en tres días, y la abstinencia sexual que exige su novio Andre (Paul Hopkins) ha provocado una descontrolada ninfomanía (mental) en la joven. Pero Vanessa equivocadamente cuenta sus pecados a Nick (Kenny Doughty), un mujeriego carpintero que en ese momento repara el confesionario.

Nick, viendo la oportunidad de sexo fácil, decide seguir el juego y se hace pasar por sacerdote para seducir a Vanessa (?). Pero eventualmente se enamora de la joven, y decide usar su falsa identidad para romper el compromiso entre ella y Andre... ¿lo conseguirá?

La respuesta obvia es ¿a quién le importa? He visto decenas (quizás cientos) de comedias románticas de pésima manufactura, repletas de clichés tediosamente predecibles, pero las peores son aquellas que no incluyen emociones reales, sino meros títeres humanos a merced de un guionista que sabe a dónde debe llegar la trama, pero no conoce el camino, de modo que emplea los más torpes y arbitrarios atajos (disfrazados de humor) para forzar el esperado final. Obviamente “Mi Primera Boda” es una de ellas.

No quiero mencionar con demasiado detalle las múltiples fallas de esta bazofia, pues pretendo olvidarla tan rápido como sea posible y no dedicar un segundo más a esta mala experiencia. Baste decir que la película es un negro abismo del que no escapa ni una risa, ni una emoción real, ni una actitud creíble.

¿Por qué no me salí del cine? Por el estúpido optimismo que siempre me hace creer que las cosas mejorarán hacia el final, o que habrá una escena tan buena que redima la película y evite que se convierta en una patética pérdida de tiempo. En las muchas malas películas que he visto (voluntariamente, lo confieso) a veces ese elemento redentor es la misma divertida mediocridad de la obra, o algún detalle involuntariamente gracioso, o alguna actuación brillante por su incompetencia.

No hay nada de eso en "Mi Primera Boda", y no es de extrañar que la cinta haya estado "enlatada" durante años, en espera de un público incauto que cayera en su red. Por favor eviten esa trampa y hagan cualquier otra cosa (que no lastime a otros) en vez de ir a ver "Mi Primera Boda". Hasta una hora y media sentado en el parque sería preferible. Lloviendo. Y rodeado de olor a abono.

Calificación: 0

Pablo del Moral

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