Mi Vida Sin Mí, por Pablo

La joven actriz canadiense Sarah Polley casi ha logrado mantenerse por debajo del radar de Hollywood. Su reciente participación en "Dawn of the Dead" es una anomalía en su carrera, que ha dedicado a proyectos independientes, de bajo presupuesto, pero intelectualmente estimulantes y artísticamente relevantes. "Mi Vida Sin Mí" es uno de esos proyectos, y aunque su guión no es particularmente bueno, es uno de esos casos en los que el elenco se encarga de elevar la cinta y hacerla muy recomendable.

La trama sigue a Ann (Sarah Polley), una joven mujer que descubre que morirá en algunos meses, por lo que dedica el tiempo que le queda a organizar su vida de modo que su esposo, sus hijas y hasta su estricta madre, continúen viviendo lo más cómodamente posible. Y, si hay tiempo, Ann también quiere experimentar un poco con las cosas que nunca logró hacer en su corta vida.

Como dije, la principal falla de la "Mi Vida Sin Mí" es el guión. A pesar de que la trama es interesante, y de que cuenta con escenas conmovedoras y muy bien escritas, también se muestra frecuentemente pretenciosa, inestable y sospechosamente conveniente. También hay varios intentos de humor que no funcionan en lo absoluto, y que causan irritación en vez de risas (como el baile en la tienda de abarrotes, o el desafortunado personaje de la peinadora obsesionada por Milli Vanilli). Sin embargo, el elenco sale al rescate, tomando posesión total de sus personajes y añadiendo toda la emoción, drama y humor que el guión no logró.

Sarah Polley y su expresivo rostro son perfectos para expresar el difícil arco emocional de la protagonista, pero no hay que olvidar a quienes la apoyan... Scott Speedman interpreta muy bien un papel engañosamente simple como el distraído y bonachón esposo de Ann. El actor logra mantenerse en la línea entre auténtico afecto e indiferencia. Deborah Harry (cantante de Blondie) enriquece el papel de la rígida madre de Ann, mostrando la vulnerabilidad que frecuentemente se esconde tras una apariencia intransigente. Y Mark Ruffalo como el posible amante de Ann, crea un personaje sumamente creíble, cuya timidez esconde una pasión a la que Ann se ve atraída, casi sin saber la razón. Y aunque es común que los actores infantiles sean el eslabón débil de un elenco como este, las niñas Jessica Amlee y Kenya Jo Kennedy, como las hijas de Ann, son totalmente creíbles y hasta simpáticas.

La directora catalana Isabel Coixet ha tomado la novela "Pretending the Bed is a Raft", de Nancy Kincaid, y la ha convertido en una emotiva película cuyas fallas son compensadas por un brillante elenco. Esta co-producción hispano-canadiense obviamente no contó con muchos recursos, y es de admirar que logre tanto con tan poco... pero después de todo, eso se ha convertido en la medalla de honor del cine independiente, y mientras haya gente como Coixet, siempre podremos encontrar buen cine, que los grandes estudios parecen ser incapaces de producir. Recomiendo esta película como una muy buena alternativa al monolítico cine de verano... no sólo nos hará bien moral e intelectualmente, sino que apoyaremos la calidad en la pantalla grande, cada vez más rara y, por tanto, más preciosa.

Calificación: 8

Pablo

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Mi Vida Sin Mí (My Life Without Me)

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