Titus, por Pablo

Debo admitir que fui a ver "Titus" con cierta reserva, e incluso algo de prejuicio. Los cortos parecían indicar una "modernización" más de una obra de Shakespeare, con detalles tan "creativos" y "postmodernos" como la inclusión de automóviles en la Antigua Roma.

Pero después de verla se vuelve evidente que hay enorme diferencia entre "Titus" y el resto de las shakesperianas adaptaciones que hemos visto en tiempos recientes, como "Hamlet", "O" (basada en "Othello") y la famosa "Romeo + Juliet" del talentoso Baz Lurhmann. Tal vez por la calidad de las actuaciones, tal vez por la vehemencia en la dirección de la veterana teatral Julie Taymor, o tal vez por la intensidad de las acciones y emociones, esta nueva adaptación se presenta como una obra cinematográfica con auténtica validez narrativa. No sigue la moda actual y no funciona como "gimmick" al modernizar ciertos elementos de la historia. Se antoja posible que cada decisión, cada detalle de lo que vemos en pantalla fué diseñado para exaltar la historia y la interpretación de los actores.

Pero vamos por partes; la historia, poco conocida por ser una de las obras "menores" de Shakespeare, sigue a Titus Andronicus, un destacado general romano a su regreso de la guerra, llevando a Roma como prisionera a la reina de los Godos y a sus hijos. Titus, siguiendo al pié de la letra el protocolo propio de la situación, mata a uno de los príncipes godos para compensar por sus propios hijos caídos en combate, lo que no cae muy bien a la reina prisionera. Entonces, por sus hazañas bélicas, el senado le ofrece el cargo de Emperador de Roma. Él declina, por considerarse ya viejo y poco digno para el cargo, y sugiere como reemplazo a Saturninus (Alan Cumming), un político de segunda que hacía campaña por el puesto. El senado acepta, pero luego de coronar a Saturninus, éste toma como consorte nada menos que a la cautiva reina de los Godos. Así comienza una campaña de intrigas y traiciones contra Titus, orquestada por la reina con siniestras manipulaciones sobre su pusilánime marido.

La historia es melodramática, cierto, y los conflictos familiares son exactamente los mismos que hemos visto desde el teatro griego y que seguimos viendo en las telenovelas baratas; sin embargo la intensidad de todos los elementos elevan la percepción de la cinta, convirtiéndola en una experiencia asombrosa que nos instruye sobre la auténtica valía de Shakespeare como dramaturgo. Gran parte de este logro se debe a las actuaciones. Desde luego Anthony Hopkins recibirá todo el crédito, pero su elenco de soporte es también formidable. Entre ellos destacan Laura Fraser como Lavinia, hija de Titus y Harry J. Lennix como el moro Aaron. Las participaciones de ambos son electrificantes, y creo yo que superan por mucho la sabrosa pero muy aspaventosa actuación de Hopkins.

He escuchado comentarios sobre la agresividad de esta cinta. Su contenido sexual y de violencia ha sido grandemente exagerados. Tal vez algunos intelectualoides se han ofendido pensando que algo tan excelso como Shakespeare no debe siquiera acercarse a la bajeza del entretenimiento barato y visceral que frecuentemente complace al pópulo. Sin embargo, yo pienso que la crudeza de la cinta respeta mucho más la intención original del autor. De hecho, en su tiempo era ilegal montar las obras de Shakespeare dentro de Londres, por lo que sólo podían representarse en las afueras, lejos de los centros culturales del burgo. Tal vez si Shakespeare supiera que ahora sus obras son tratadas con guantes blancos se desilusionaría por el impacto que han perdido con la evolución social del mundo. Es por eso que cintas como "Titus" y la clásica "Tromeo and Juiet" de Lloyd Kaufman (futura Película del Mes, por cierto) hacen uso de todo exceso posible para subrayar la intención emocional del autor, y de paso, entretener al público, cuya fascinación por esos temas es siempre evidente.

"Titus" tal vez no sea una cinta fácil de tragar, pero quien guste un reto cinematográfico será gratamente recompensado. Ya tenemos demasiadas blandas y predecibles cintas todas las semanas como para dejar pasar una obra que destaca por su fuerza y actitud. Muy recomendada, especialmente para quienes pensaban que las adaptaciones de Shakespeare no tienen nada nuevo que ofrecer.

Calificación: 9

Pablo

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Titus (Titus)

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