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Luego de una próspera carrera de casi veinticinco años realizando cine de bajo presupuesto pero elevadas ideas (como "Spetters" y "Soldier of Orange") en su natal Holanda, el director Paul Verhoeven se mudó a los Estados Unidos en 1987 para probar suerte en Hollywood, y durante una década creó películas de impecable manufactura, extraordinaria energía e inteligentes guiones... fácilmente incomprendidos por un público que simplemente no estaba acostumbrado a encontrar sátira política o comentario social en el género de acción. Así, con cintas como "Robocop" (1987), "Basic Instinct" (1992) y "Starship Troopers" (1997), Verhoeven probó que el cine popular visceral y agresivo de los Estados Unidos no estaba en conflicto con la subversiva ideología y el elegante estilo que manejó en su previa filmografía europea.

Sin embargo, luego del fracaso crítico y económico de "Showgirls" (que aún defiendo) y "Hollow Man", Verhoeven regresó a Holanda, quizás para escapar la inmensa presión mercantilista de Hollywood y reencontrar la pasión que lo inspiró en la primera etapa de su carrera como director. Y ahora, seis años después, vemos en "La Lista Negra" el magnífico resultado de esa decisión.

"La Lista Negra" sigue las aventuras de la valerosa cantante Rachel Stein (Carice Van Houten) durante la ocupación alemana de Holanda en la Segunda Guerra Mundial, donde el origen judío de la joven la obliga a esconderse del régimen nazi. Pero luego de un frustrado escape hacia territorio aliado, Rachel acepta participar en el movimiento de resistencia, tomando un nuevo nombre y usando sus encantos femeninos para infiltrarse entre los oficiales alemanes que oprimen al país. Sin embargo su misión no será tan fácil, pues el apuesto Ludwig Müntze (Sebastian Koch), coronel de la Gestapo que Clarice debe seducir, sospecha que la vivaz cantante oculta algo...

"La Lista Negra" es una perfecta combinación del tradicional cine bélico de los cincuentas con la sensibilidad del cine épico moderno, que toma fórmulas clásicas (como el heroísmo de la resistencia) y las enriquece con inflexible realismo y moralidad ambigua. Obviamente Verhoeven no quiso hacer un simple refrito de incontables cintas bélicas donde los nazis son caricaturescos villanos vencidos por heroicos rebeldes, sino un sobrio análisis de una situación real en la que los villanos ocasionalmente mostraron más humanidad que los nobles "héroes". Y aunque "La Lista Negra" puede tomarse simplemente como una entretenida aventura de la Segunda Guerra Mundial, son esas difíciles decisiones y las cuestionables posturas morales de sus personajes lo que la hace mucho más interesante y compleja.

En el aspecto técnico, "La Lista Negra" es competente, aunque no siempre logra mantener la ilusión del período histórico en el que se desarrolla. Sin embargo, esos ocasionales deslices no disminuyen la fuerza de la trama ni la energía de la dirección, especialmente si consideramos que, con un costo aproximado de 16 millones de euros, "La Lista Negra" difícilmente podría competir contra los ridículos excesos del cine norteamericano.

Las actuaciones son en general buenas, destacando la guapa Carice Van Houten en el papel principal, hábilmente respaldada por un elenco secundario de variable talento que incluye a Sebastian Koch como el oficial alemán que persigue la protagonista, y Thom Hoffman como el estoico médico de la resistencia.

Escrita a lo largo de veinte años, "La Lista Negra" toca temas dolorosos para el pueblo holandés, y al mismo tiempo logra ser una enormemente entretenida aventura bélica con espionaje, guapas mujeres y ambiguos villanos (por no mencionar la característica sexualidad torcida que tanto parece disfrutar Verhoeven). Sospecho que algunas personas encontrarán difícil de asimilar esta mezcla de drama histórico, humor y elaborada aventura, pero en mi humilde opinión es una de las mejores películas de Paul Verhoeven (lo cual será un halago o un insulto, según los gustos personales del lector) y una gran muestra de su talento: entretenimiento de alto calibre que no teme ensuciarse las manos con ideas subversivas ni con imágenes desagradables para entregarnos su mensaje. Sólo me queda desear que Verhoeven no deje pasar otros seis años antes de mostrarnos nuevamente su talento.

Calificación: 9

Pablo del Moral