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Nada es para siempre, el juicio adquiere importancia cuando la aplicamos a nuestro quehacer, a nuestra forma de vida. “Renovarse o morir” dice un amigo y no le falta razón. La genialidad no es algo que se cultiva, como son las pretensiones de muchísimos “artistas” de hoy, se trae desde la concepción y los genios son contados. Yo soy del grupo que ha seguido la obra de Woody Allen, siempre polémico y controvertido. Hoy, el director de (Annie Hall-1997 /Manhattan-1979 /Zelig-1983/Hannah y sus hermanas-1983 y muchas más), confirma el juicio inicial de éste texto y aunque los diálogos están a la medida de los personajes, bien armados y bien diseñados para cada uno, los chistes y gags siguen siendo los mismos de hace años, apenas y me sacó una sonrisa, el anticuado sentido del humor de la cinta es el único recurso del arsenal del director.

La maldición del escorpión de jade (¿Cuando traducirán correctamente los títulos?) es una comedia romántica de los años 40 sin grandes pretensiones, con cierto encanto pero carece del ingenio (¿o genio?) característico de Allen. No hay un compromiso con sus textos que siempre descubrían nuestras debilidades por situaciones íntimas, siempre con un enfoque muy humano, siempre siguiendo la línea del psicoanálisis y la búsqueda, a veces infructuosa, del ser y una de sus grandes aportaciones al guión, es la ridiculización de ciertas situaciones que las personas vivimos y sufrimos, ridiculización que sólo emula lo peculiar de la solución, ya que está en actos muy simples, que nos cuestan trabajo realizar. Siempre Freudiano, con el libido a flor de piel. El beso del escorpión carece de esas reflexiones, se queda en la broma y el sarcasmo.

La fascinación por el pasado está presente hasta en el estilo de filmación. Me inclino a pensar que el lenguaje cinematográfico es una copia fiel del estilo del pasado, austero, donde se limita a encuadrar a los actores dentro de la toma sin cambiar el emplazamiento de la cámara para filmar un diálogo. En trabajos anteriores ha demostrado su capacidad para dirigir tomas y encuadres, como en Manhattan, por ejemplo, donde la estética visual es de suma importancia, la cámara cuenta también la historia.

Woody Allen aparece como actor en la gran mayoría de sus películas y ésta no es la excepción. Notoriamente avejentado, su actuación sufre por la falta de agudeza que siempre mostró y como todos los demás personajes, que por cierto reclutó a muy buenos actores como Dan Aykroyd (Chris Magruder), Wallace Shawn (George Bond) y Elizabeth Berkley (Jill), demuestran su solvencia en la pantalla sin aportar demasiado a su oficio. No hay destellos ni sobresaltos, las actuaciones remedan aquellas de las viejas series de televisión, como “Los intocables” para mencionar una que es afín al tema.

Tratando de ser benevolente, El beso del escorpión es un muy buen ejercicio cinematográfico, que cuenta muy bien la historia en forma lineal, pero sin fuerza

José Martín Sulaimán

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El Beso del Escorpión
(The Curse of the Jade Scorpion)


Imagen © 2001 DreamWorks SKG

DreamWorks SKG, 2001
103 minutos

Dirigida y escrita por Woody Allen
Editada por Alisa Lepselter

Elenco:
Woody Allen .... C.W. Briggs
Helen Hunt .... Betty Ann Fitzgerald
Charlize Theron .... Laura Kensington
Dan Aykroyd .... Chris Magruder
Elizabeth Berkley .... Jill
Wallace Shawn .... George Bond

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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