Dirigida
por Samuel Benchetrit
Escrita por Samuel Benchetrit y Gábor Rassov
Editada por Juliette Welfling
Elenco:
François Cluzet .... Walter Kingkate
Sergi López .... Pablo Sterni
Marie Trintignant .... Brigitte Sterni
Christopher Lambert .... Léon
Jean-Louis Trintignant .... M. Cannon
Odio los estrenos y proyecciones especiales porque siempre están llenos de gente. No pude rechazar la invitación de Tony para ver esta película. Al llegar al cine y ante el panorama exterior, mi primera reacción fue dar la vuelta y regresarme a mi casa, pero en ese momento me vio Tony y me tuve que estacionar y entrar con el grupo de amigos a ver la película. Cine francés, francamente “qué flojera”.
Cuando empezó la película recordé lo que he mencionado en otras ocasiones, parece que cada país tiene un esquema de concepción de películas, Janis y John me recordó a Amelié (Le Fabuleux destin d'Amélie Poulain, 2001), donde un locutor introduce a la historia y da cuenta de algunos de los acontecimientos que llevaron al origen de la historia. Cual sería mi sorpresa al descubrirme muerto de risa con una historia superficialmente simple pero sumamente compleja en sus detalles apenas ocultos y totalmente perceptibles. Es sumamente estimulante ver una película tan balanceada en sus elementos, muy divertida y con un mensaje sensible, especialmente para la gente cercana a de mi generación (60s). De manera inexorable, el paso del tiempo nos acerca al pasado y nos llena de nostalgia por los sueños incumplidos. Es curioso que el director Samuel Benchetrit sea un joven de 24 o 25 años de edad.
León, interpretado por Christopher Lambert (Greystoke-1984, Highlander-1986, El Siciliano-1987 y muchas más), quien por cierto estuvo presente para responder las preguntas del público, es un personaje integrado por esa nostalgia y en su búsqueda pasiva, o quizás paralela a una búsqueda física (es coleccionista de todo lo relacionado con Janis Joplin y John Lennon), encuentra finalmente el camino que justifica lo más importante de su existencia: El compromiso de vivir y seguir su sueño, que sin lugar a dudas, es el mensaje más noble y un ejemplo digno de seguir.
También me recordó a “Belleza Americana” por lo fundamental de las motivaciones, conflicto y resolución de los problemas. Nunca es tarde para ser feliz y sin finales dramáticos, el guionista Gábor Rassov, nos plantea la tolerancia, la humildad y el amor como las virtudes dignas de cultivar en la vida.
Ante una historia tan bien definida como ésta, las cuestiones técnicas no importan, pero hay que decir que la fotografía y edición del filme son extraordinarias, le dan vida a esta comedia inteligente que complementada con música de los años 60 y 70, hacen un todo demasiado atractivo como para dejar de verla y disfrutar de ella. Las actuaciones son muy buenas, medidas y alocadas, todo en su justo medio.
Si no la programan
en salas comerciales, búsquenla en video-clubes o en el mercado pirata,
pero no se la pueden perder.