Dirigida
y escrita por Lukas Moodysson
Editada por Michal Leszczylowski, Oleg Morgunov y Bernhard Winkler
Elenco:
Oksana Akinshina .... Lilja
Artyom Bogucharsky .... Volodya
Lyubov Agapova .... Madre de Lilja
Liliya Shinkaryova .... Tía Anna
Elina Benenson .... Natasha
Pavel Ponomaryov .... Andrei
Spoilers
Es curioso ver cómo la ficción juega con la realidad, la invoca, la recrea y la provoca, casi siempre desde un asiento seguro con respaldo de tela que lleva el nombre de quien lo ocupa. A veces la ficción es la reflexión de la experiencia de vida, a veces de lo que no queremos. Hay ficciones que nacen como denuncia y conjugan elementos delicados. Una ficción es también una postura, una acusación y una confidencia.
Lilja (Oksana Akinshina) de 16 tiene a su confidente de 9, Volodya (Artyom Bogu-charsky), incomprendidos, abandonados y con apenas una probada de lo que es la mala vida. Viven en la peor de las Rusias, ex Unión Soviética. Lilja se convierte en la víctima de una sociedad desajustada, desencantada y sobreviviente a las atrocidades del único ser destructor del planeta, el hombre. “El comunismo es un espejismo” dicen las plumas que publican en los diarios, “es una fachada que esconde las crueldades de la vida ahí adentro”. Lo que hace el director sueco Lukas Moodysson es un balance interpretativo del mito de adentro con la realidad de afuera, donde se vive y se sufre de manera descarnada la ley del más fuerte, la intolerancia y la irresponsabilidad del juego con una vida ajena.
Lilja 4-ever es una película simple y dura, un cuento de Hadas extremo, no sé si inocente por el simple hecho que analiza un tema que no lo es, pero la solución plástica de la realización deja ver una falta de recursos expresivos que lejos de presentar escenas intencionalmente mal hechas para acentuar el dramatismo de la situación, desperdicia la imaginación y nos da ángeles increíbles.
Denuncia, denuncia y más denuncia, yo también denuncio, no lo quiero hacer pero no lo puedo evitar. Vivimos en un mundo pobre de buenas noticias donde los menos aptos, son los que “opinan” y generan opinión.
La vida es un deporte
rudo y Lilja no llevó las alas de la vida hasta que murió
José
Martín Sulaimán